JERUSALÉN, lunes 11 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- La visita que realizó este lunes Benedicto XVI a Yad Vashem, el memorial del Holocausto en Jerusalén, constituye un mensaje muy fuerte para la Iglesia, lanzado por su pastor de origen alemán, reconoce el padre Caesar Atuire.
El sacerdote, administrador delegado de la Obra Romana para las Peregrinaciones, constata en una conversación don ZENIT la valentía del Papa Joseph Ratzinger, que ha querido comenzar su visita a Israel por este simbólico lugar, en el que se encuentran las cenizas de víctimas de la Shoá.
El Papa sintetizó su mensaje con estas palabras: «¡Que los nombres de estas víctimas no perezcan nunca! ¡Que sus sufrimientos nunca sean negados, disminuidos u olvidados! ¡Y que toda persona de buena voluntad vigile para desarraigar del corazón del hombre todo lo que sea capaz de llevar a tragedias semejantes!».
El padre Atuire, que está acompañando el periplo del Papa por Jordania, Israel y los Territorios Palestinos, recuerda que el Santo Padre no ha pronunciado estas palabras simplemente a título personal, sino como pastor de la Iglesia.
«La Iglesia Católica renuncia a todo lo que es la violencia y creo que, en este momento, en el cual el Papa está visitando este país, conviene decir que todos tenemos la misión que el Santo Padre ha presentado en su discurso: ‘trabajar para que estas tragedias no vuelvan a suceder en la historia de la humanidad».
Además, sigue diciendo el padre Atuire, «el Papa pertenece al pueblo alemán, el pueblo al que pertenecían los nazis que organizaron el Holocausto».
De este modo, afirma, el origen alemán del Papa da aún más fuerza a su mensaje y a su peregrinación a los santos lugares.
Sus palabras, aclara, son particularmente elocuente para decir que «no queremos que se repitan estas cosas y, ante el horror de lo que sucedió, tenemos que aprender a hacer todo lo que está en nuestras posibilidades para que este mundo pueda ser un mundo mejor».
En este sentido, el padre Atuire considera que la visita del 8 al 11 de mayo que el Papa ha realizado a Jordania constituye una buena ilustración de este mensaje.
«Jordania, es un país donde los cristianos, los musulmanes y las otras religiones viven en una paz de convivencia», recuerda el presbítero, la prueba es que, «en esta nación, aunque los cristianos son una pequeña minoría, tienen un peso importante desde el punto de vista de las obras de caridad y también desde el punto de vista de la educación y la cultura».
Por Mercedes de la Torre