Los cristianos de Israel, en espera del Papa

Preparan la misa de este martes en el Getsemaní

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JERUSALÉN, lunes 11 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- «Estamos esperando al Papa como los hijos esperan al padre», así resume el cristiano Eli Hajjar el sentido de la gran esperanza de los cristianos de Tierra Santa por la visita de Benedicto XVI, llegado hace pocas horas al aeropuerto de Tel Aviv.

Eli vive en Jerusalén, tiene 21 años y acude a la Universidad de Belén. Su grupo parroquial -una veintena entre chicos y chicas- se dedica a la catequesis de niños y a actividades sociales a favor de ancianos solos.

En estos días, muchos de ellos se han ocupado en la preparación de la acogida al Santo Padre, que mañana celebrará la misa en el Getsemaní.

«Estamos decorando las calles por las que pasará el Papa -explica Eli- y algunos participan en los ensayos del coro que animará la liturgia. Otros prepararán las lecturas y en pasar la cesta durante las ofrendas, mientras que los scouts se ocuparán de los instrumentos musicales y del servicio del orden. Todos rezamos para que el Papa tenga un viaje tranquilo».

«Hoy los cristianos, y especialmente nosotros los católicos -relata Eli- vivimos la gran esperanza de que el Papa traiga de nuevo la paz a nuestras vidas. También judíos y musulmanes, por su parte, esperan conocer mejor a este gran hombre que es el sucesor de Pedro».

Una espera aún más especial para los jóvenes, para muchos de los cuales -niños durante la visita de Juan Pablo II en el 2000 – es la primera ocasión de encontrar a un pontífice: si tuvieran la oportunidad, ¿qué le pedirían a Benedicto XVI? «Que no nos deje solos. Saber que el Papa está cerca, nos da la esperanza necesaria para llevar adelante nuestra cruz. Por favor, Santidad, no deje nunca de prestarnos atención, de hacer algo: necesitamos la paz».

Belén

Una espera aún mayor, si es posible, se vive en estas horas por la Santa Misa que el Papa celebrará el 13 de mayo en la Plaza del Pesebre de Belén. Vicenzo Bellomo, laico fidei donum de la diócesis italiana de Mazara del Vallo, está aquí desde hace tres años como responsable de los proyectos de asistencia social de la Custodia de Tierra Santa en el territorio de Belén.

«La visita a Belén -explica- es la visita a un territorio cerrado y rodeado, de aquí sólo se puede salir con los permisos. Es un poco como visitar a los encarcelados, aunque se trate de un sitio muy especial».

«Hay una espera muy hermosa – relata Bellomo- con un gran entusiasmo y una gran confianza en este Papa, que consigue venir Tierra Santa al principio de su pontificado. Se esperan de él palabras de verdad muy fuertes sobre Gaza y sobre la situación de los cristianos aquí».

Actualmente en el territorio de Belén viven alrededor de 15.000 cristianos, de los cuales 6.000 son latinos, es decir, católicos.

«Los problemas económicos son relevantes -explica Bellomo – porque Belén ha sido siempre satélite de Jerusalén desde el punto de vista laboral; los trámites para los permisos necesarios son tan complicados, que incluso quienes no han perdido el trabajo tras la segunda Intifada han tenido que renunciar, con graves repercusiones para la situación de las familias».

En los últimos tiempos, sin embargo, se advierten algunas señales de recuperación: «las peregrinaciones han vuelto a empezar y se han reavivado, en consecuencia, las actividades ligadas a la acogida de los peregrinos y al artesanado con madera de olivo, que son los únicos recursos del territorio».

Bellomo espera que la gran esperanza de los palestinos, también de los no cristianos, por la visita del Santo Padre no sea desilusionada por los pocos sitios disponibles para participar en las celebraciones.

«La Plaza del Pesebre -explica- no puede acoger a más de 5.000 personas, es decir una tercera parte de los cristianos, sin tener en cuenta a los musulmanes y los judíos que también habrían querido estar presentes. En la misa de Jerusalén, además, muchos sitios han sido reservados para las delegaciones extranjeras pero éstas, a diferencia de los palestinos, pueden encontrar al Papa en otras ocasiones».

Bellomo quiere dirigir un agradecimiento especial a Benedicto XVI «por su valor al emprender esta visita en un momento en el que, por muchas razones, parecía desaconsejable».

Nazaret

La última gran celebración eucarística del Papa en Tierra Santa será en Nazaret, el 14 de mayo, en el Monte del Precipicio. Aquí le esperarán los fieles de la Alta Galilea. El padre Renato Rosso, perteneciente a la orden de los carmelitas descalzos, se está ocupando de organizar los autobuses para los fieles de la parroquia de S. Joseph, la única parroquia latina de Haifa.

También en Haifa la espera es grande «por la visita del Papa vivida como gesto de cercanía y comunión eclesial». Rosso es responsable de un grupo de jóvenes de Acción Católica de la parroquia, al que acuden cerca de un centenar de chicos y chicas.

«Para la mayor parte de ellos es la primera ocasión, no sólo de encontrar al Papa, sino también de entrar en contacto con otros cristianos procedentes de diversas partes del mundo».

«Como iglesia minoritaria en el contexto de Tierra Santa, sentimos mucho el vínculo con la Iglesia universal y también con la Acción Católica: los jóvenes de Haifa recuerdan con mucha simpatía la peregrinación de jóvenes de AC de todo el mundo llegados aquí el año pasado".

De nuevo la paz es la esperanza de todos: «También por parte judía y musulmana – concluye Rosso – se mira a este viaje como un signo para reafirmar la voluntad de paz y de encontrar una solución para los grandes problemas de la comunidad palestina».

Por Chiara Santomiero, traducción de Inma Álvarez

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ZENIT Staff

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