El secreto del empresario o ejecutivo cristiano de éxito

Encuentro de la Unión Social de Empresarios de Chile

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SANTIAGO DE CHILE, miércoles, 20 mayo 2009 (ZENIT.org).- La conferencia «¿Crisis Económica o de Valores? ‘Donde está tu tesoro, está tu corazón», organizada por la Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC) y Economía y Negocios de El Mercurio de Chile, empresarios y ejecutivos trazó este martes el perfil del empresario o ejecutivo del altura capaz de responder a la crisis.

Las mesas de trabajo, dirigidas por directores de USEC, resultaron ser una suerte de «termómetro» sobre la percepción general en la actualidad, de lo que la sociedad y diversos ambientes empresariales valoran como éxito profesional, informa a ZENIT Alejandra Montecinos, de la Unión.

A la luz de la cita bíblica, las conclusiones del encuentro constatan que «la mayoría de los empresarios y ejecutivos cristianos creen que esta crisis es una oportunidad para detenerse a reflexionar sobre el deber de ‘ser’, en medio de tanto ‘hacer’ y ‘producir'».

«Tanto la formación de la conciencia en virtudes y valores,  como la humanización de la empresa y el trabajo, fueron resaltadas por los asistentes como fundamentales y ambas un proceso de largo plazo y complejo que requiere de la voluntad, respeto, diálogo, generosidad y madurez de todas las partes», explica la USEC.

En términos generales, «se percibió que para la sociedad actual, el gran indicador de éxito es la acumulación de riqueza. A los ejecutivos se les mide por sus resultados, por la rentabilidad, con orientación a objetivos de corto plazo».

«Este último elemento, se refuerza por la poca lealtad de ejecutivos y trabajadores con el proyecto de la empresa, (y muchas veces de la empresa hacia sus empleados), lo que obliga a las compañías a asociar los incentivos a metas de corto plazo».

En resumen, «existe la percepción de que se mide el éxito de empresarios, ejecutivos y trabajadores en base a resultados económicos, sin valorar al ser humano». Los empresarios cristianos, sin embargo, proponen el concepto de «responsabilidad social», constatando que hay «una brecha importante de la cual hacerse cargo, entre el discurso e intenciones y lo que en la realidad sucede en las empresas,  que hoy por hoy, se mueven en entornos altamente competitivos».

«La generación de ejecutivos jóvenes, se identifica con un éxito más inmediato; los mayores en cambio, basados en su experiencia y trayectoria, consideran que el éxito viene de la mano al logro de una misión adicional, un concepto de un profesional más integral», afirmaron los empresarios, al que todos reconocen como el «ideal», pues incorpora otras variables personales, tales como: «familia, espiritualidad, desarrollo intelectual y emocional, y salud física. En fin, un equilibrio».

Ejecutivos exitosos

En el congreso se enunciaron algunos criterios a la luz del Evangelio que hacen los «ejecutivos exitosos». Estos son los criterios:

1. Ser valorados por las personas que trabajan con él. Liderazgo efectivo y humano.

2. Saber trabajar en equipo, considerando a otros como personas, con todo lo que eso implica y no como objeto, como socios, rescatando el aporte único y original de cada uno.

3. Preocuparse de cómo se obtienen los resultados. No es ético utilizar medios deshonestos para alcanzar un objetivo beneficioso. La forma importa tanto como el fondo, ya que la manera de hacer las cosas, va construyendo una «cultura empresarial» que puede ser ética o inmoral.

4. Incorporar la sobriedad, la austeridad y solidaridad para transmitir un mensaje claro acerca de dónde está puesto el valor de las personas.

5. Velar por resultados para accionistas, como también, por las necesidades de todos sus stakeholders, actuando con rectitud y respeto.

6. Reflejar amor al trabajo bien hecho. Motivación a servir, más que a «servirse».

7. Tener una buena comunicación en todas las direcciones, propiciar instancias de diálogo respetuoso, de las que emerjan resultados concretos que apunten al bien común.

8. Ser constantes, trabajadores, pero conscientes de que el «hacer» no puede desplazar al «ser» (no renuncia a su esencia y a su valor inherente como ser humano).

En el caso de los emprendedores o empresarios, deben además contar con:

–Capacidad de asumir riesgos controlados.
— Capacidad de desarrollar en si mismo y en otros, más que tener más.

Principios del empresario
Respecto de los principios y valores que habría que incorporar al mundo del trabajo y de la empresa para humanizarlo, las opiniones del congreso fueron variadas:

–Empatía, con los desafíos y objetivos con sus colaboradores, accionistas, proveedores, clientes y de la sociedad (Ambiental y Social).

–No hacer con otros, lo que no te gustaría hicieran contigo.

–Coherencia, entre lo que se piensa, dice y hace.

–Ser solidarios y empáticos. Capacidad de ponerse en el lugar del otro, de atender a sus necesidades sociales y personales. Una genuina preocupación.

–Propiciar el diálogo y la comunión entre los integrantes de la organización.

–Promover y ejercer un liderazgo transformador de cambios culturales positivos en la sociedad, en pos de mayor colaboración y menor confrontación: entre trabajadores y empresa; empresa y Estado; empresa y cliente; y empresa y proveedores.

–Búsqueda del lucro enmarcado en responsabilidad social: El cumplimiento de la empresa en su papel amplio, con sus integrantes directos y con la sociedad, debería ser el indicador de largo plazo de un ejecutivo exitoso.

–La acumulación de riqueza es relevante como una medida de logro de objetivos y de permanencia de la empresa a través del tiempo; pero no como fin en si mismo.

–El empresario que da empleo y  sostiene familias se preocupa y ocupa de muchos aspectos relacionados al bien común, ya que tiene conciencia de que su posición de privilegio conlleva una gran responsabilidad moral ante los hombres y ante Dios.

–El verdadero éxito en la empresa es lograr una comunidad de principios, ideas y objetivos.

 

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ZENIT Staff

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