CIUDAD DEL VATICANO, jueves 9 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI analizó la situación de la península dividida de Corea al recibir este jueves a Lee Myung-Bak, presidente de Corea del Sur.
Así lo revela un comunicado emitido por la Santa Sede después de la audiencia, a la que le siguió el encuentro del representante de Seúl con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, y con el arzobispo Dominique Mamberti, secretario vaticano para las relaciones con los Estados.
«Los cordiales coloquios han permitido intercambiar ideas sobre algunos temas de interés común, entre los cuales las repercusiones de la crisis económica mundial, sobre todo en los países más pobres, y sobre la situación política y social en la península coreana».
Lee Myung-Bak llegó a Roma, tras haberse encontrado con los participantes en la cumbre del G8 de L’Aquila, que en una declaración conjunta difundida este jueves ha condenado enérgicamente a Corea del Norte por el ensayo nuclear y los disparos de misiles de los últimos meses, que ponen en tela de juicio «la paz y la estabilidad».
Según revela la Santa Sede, «a nivel bilateral se ha hablado de las buenas relaciones entre la República de Corea y la Santa Sede, además del diálogo ecuménico e interreligioso y de la cooperación entre la Iglesia y el Estado en el sector educativo y social».
El encuentro del Papa con el representante coreano, en la biblioteca privada del pontífice, en el que participaron dos intérpretes, duró alrededor de media hora.
Entre los regalos que presentó el presidente al Papa se encontraba una foto artística del funeral que tuvo lugar en febrero pasado del cardenal coreano Kim Sou-hwan, arzobispo emérito de Seúl, compañero de estudios de Joseph Ratzinger en Alemania.
El Papa le intercambió con una copia firmada de la encíclica «Caritas in veritate», publicada este martes, una litografía que representa a San Pedro, y la medalla de su pontificado.
El presidente presentó al Papa a su esposa, vestida de blanco, color que en su país simboliza la paz, aunque el protocolo del Vaticano prevé este color sólo para las reinas católicas, mientras que las mujeres normalmente van de negro.
La de hoy es la primera visita de Lee Myung-Bak a Benedicto XVI y la tercera de un presidente coreano a un Papa.