PARÍS, martes 14 de julio de 2009 (ZENIT.org). - La consulta nacional sobre cuestiones de bioética realizada en Francia concluye que "los ciudadanos esperan del Estado que sea capaz de proteger a cada uno".
El diario francés "La Croix" se hizo eco, el pasado 10 de julio, del informe sobre el debate nacional "Estados generales de la bioética" remitido al presidente de la República francesa por el filósofo Alain Graf.
Los grupos preguntados han expresado una petición común: "que el Estado esté en condiciones de proteger a cada uno, especialmente a los más vulnerables, contra los excesos del mercado, los experimentos y las prácticas que violan el principio de integridad del cuerpo humano".
El jurado de Rennes se ha pronunciado por unanimidad contra el "vientre de alquiler" y no ha apoyado que la asistencia médica para la procreación esté abierta a mujeres solas y a parejas homosexuales.
El jurado de Marsella ha querido distinguir un doble sistema para la investigación con embriones, práctica contraria según la doctrina católica a la dignidad humana pues implica su eliminación: una prohibición estricta de los embriones no sujetos a un proyecto parental y un régimen de autorización clara y enmarcada para los demás.
La conclusión más inesperada ha llegado del jurado de Estrasburgo, que ha querido volver sobre el principio de presunción de consentimiento que actualmente funda la práctica de la donación de órganos en Francia.
Este jurado ha defendido la instauración de un registro de elección en el que los donantes puedan mostrar explícitamente su decisión como "un don solidario que debe ser el resultado de una elección asumida".
A través de los "Estados generales de la bioética", los ciudadanos han aportado sus propuestas para la revisión de la Ley francesa de bioética prevista para el año 2010.
La iniciativa, que ha incluido debates, foros en internet, celebraciones, reuniones, etcétera, ha durado desde febrero hasta junio de este año.