CIUDAD DEL VATICANO, martes 25 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- La Penitenciaría Apostólica ha concedido, en nombre de Benedicto XVI, una especial indulgencia plenaria a los fieles que, siguiendo las condiciones establecidas, recen ante los restos del Papa san Celestino V durante el «Año Celestiniano», que ahora comienza.
Este año será inaugurado el 28 de agosto, en la ciudad de L’Aquila, flagelada por el terremoto que el 6 de abril golpeó los Abruzos, por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, y concluirá el 29 de agosto de 2010.
El jubileo tiene lugar con motivo de los ochocientos años del nacimiento de ese Papa (accedió a la sede de Pedro en 1294), cuyo nombre de pila era Pietro Angeleri da Morrone (1209-1296).
Sus restos peregrinarán durante este año por las diferentes diócesis de los Abruzos y Molise, en las que viven las poblaciones afectadas por el terremoto.
Celestino V, monje que fundó en los Abruzos (Monte Morrone) la Orden de los Celestinos, ha pasado a la historia por renunciar voluntariamente al ministerio como obispo de Roma tras cinco meses de pontificado para regresar a la vida de ermitaño. Murió en la cárcel por orden del Papa que le sucedió.
Celestino V es también conocido por la promulgación de la Perdonanza (el Perdón).
Tras ser elegido Papa, desde el Monte Morrone, llegó a lomos de un asno tirado por Carlos II de Anjou, rey de Nápoles, y su hijo, Carlos Martel, a la ciudad de L’Aquila, donde fue coronado.
Como don para todo el pueblo decidió que recibirían la remisión de los pecados y la absolución de la pena, quienes confesados y sinceramente arrepentidos, visitaran la basílica de Collemaggio, en esa ciudad, entre las vísperas del 28 y las vísperas del 29 de agosto, fiesta de san Juan Bautista.
Hasta entonces, la indulgencia plenaria sólo se concedía a quienes iban a Tierra Santa como cruzados y a peregrinos que visitaron la Porciúncula de Asís. Nacieron así los jubileos.
Monseñor Giuseppe Molinari, arzobispo de L’Aquila, a los micrófonos de «Radio Vaticano», ha explicado este martes que este año, a causa del terremoto, «tendrá lugar una Perdonanza sobria», «reducida a lo esencial», como le gustaba a san Celestino.
«Celestino quería recordarnos la gran verdad del amor de Dios, del perdón de Dios, de la reconciliación, de la conversión y de la paz. Y esto se destaca mejor cuando faltan otros contextos que corren el riesgo de distraer», añade el prelado.
Más información en: http://www.perdonanza-celestiniana.it