MANILA, martes, 18 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de Asia se plantean como prioridad favorecer el encuentro íntimo y personal con Jesucristo y la comunión entre las personas a través de un nuevo fervor en las celebraciones eucarísticas. 

Así lo señala el mensaje final de la novena edición de la Asamblea Plenaria de la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas (FABC), celebrada en Manila (Filipinas) del 10 al 16 de agosto en torno al tema "Vivir la eucaristía en Asia".  

"En este sacramento, el Dios de la unidad viene a impregnar y dotar nuestra vida -personal y social- entregándonos el don de la unión con Él y con el prójimo", indica el mensaje. 

"Nuestras celebraciones deberían suscitar en todos el coraje para construir auténticas comunidades que reconcilien, perdonen y cuiden de los pobres y los marginados", añade el mensaje final del encuentro, que se celebra cada cuatro años. 

El documento, hecho público este domingo, indica que "el amor perfeccionado en el sacrificio ofrecido por Jesús y renovado en la Eucaristía, genera un estilo de vida de amor sacrificado" y que "sólo esto puede lograr verdadera armonía y paz". 

"El alma de Asia tiene sed de armonía universal --destaca--. La Eucaristía responde a esta búsqueda; todo cristiano y toda comunidad deben convertirse en lo que celebran: unidad en la diversidad" 

Los obispos y delegados participantes en la reunión han defendido una "cultura de la escucha" que acoja la Palabra de Dios de una manera contemplativa, "como la Virgen María". 

En su menaje, lanzan una llamada a la esperanza, destacando la Eucaristía como "una memoria capaz de curar el trauma de la desesperanza". 

Y también una llamada a la misión: "Nuestras celebraciones eucarísticas necesitan tocar los corazones de los asiáticos, que aman el color, las flores, los símbolos, la música y la contemplación", indica el mensaje. 

La IX reunión plenaria de la FABC, con 117 participantes, concluyó el domingo con una celebración eucarística presidida por el enviado papal, el cardenal Francis Arinze, en el Centro Pío XII de Manila. 

En la homilía, el purpurado destacó cinco elementos del sacrificio de la misa: la fe y la reverencia debida a la Eucaristía; el modo digno y apropiado de celebrar el Misterio; la Palabra de Dios  y la Eucaristía; la celebración eucarística y la inculturación, y la función del obispo diocesano. 

También señaló el lugar central de la Eucaristía en el culto divino, citando la encíclica de Juan Pablo II "Ecclesia de Eucaristia" y la exhortación apostólica de Benedicto XVI "Sacramentum Caritatis". 

En el encuentro final, el padre Catalino Arevalo, S.I., recibió un reconocimiento especial de la Federación de conferencias episcopales asiáticas por su función de "Padre de la Teología asiática". 

"Estamos convencidos de que una celebración de la Eucaristía significativa, contemplativa, de experiencia y oración -destaca el mensaje final del encuentro-- tiene el potencial de hacer de las comunidades cristianas de Asia poderosos testigos de Jesús, testigos portadores de su presencia, su amor y su poder curativo".