CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 23 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo Claudio María Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, considera que las tecnologías digitales con sus aplicaciones en Internet que configuran la sociedad actual, deben promover y defender, por encima de todo, la dignidad del ser humano, asegurando su adecuado desarrollo a través de la comunicación real, la verdadera amistad y el diálogo honesto.

Al iniciar su reflexión publicada en L'Osservatore Romano y retomada por la agencia católica AICA, el arzobispo resalta cómo el mundo digital cambia cada vez más y fue incidiendo en la forma en la que se configuran las relaciones humanas. Ante esta realidad, que llevó al Papa a llamar a los jóvenes "generación digital", ha de reconocerse que "estas tecnologías son un don para la humanidad, pero deben estar al servicio de todos los seres humanos y de toda la comunidad".

     Al señalar que estas realidades poseen "grandes posibilidades y grandes límites", el presidente del mencionado dicasterio afirma que cuando el Papa "expresa su aprecio positivo por las nuevas tecnologías no es un ingenuo, pues no olvida las dificultades y problemas que estas tecnologías pueden crear".

     Tras relatar una experiencia reciente en Islandia en donde en una reunión de laicos del Consejo de Europa los participantes se preguntaban qué debe hacerse con los menores para protegerlos de los peligros de Internet, monseñor Celli explica tres aspectos fundamentales que han de tenerse en cuenta para vivir una adecuada "cultura de la comunicación", a partir del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

     La primera referencia, "es el valor de la persona humana. El Papa también para este propósito no es ingenuo y sabe muy bien qué cosas circulan en las grandes redes de la comunicación. Por ello dice que se debe tener cuidado con palabras e imágenes degradantes para el ser humano, cerrar el ingreso a lo que alimenta el odio y la intolerancia, lo que agrede la belleza y la intimidad de la sexualidad humana".

     "La segunda dimensión es el diálogo entre personas de países, cultura y religiones diferentes. Un diálogo que no es un esconder quiénes somos, porque no sería eso algo respetuoso para con la persona con la que dialogamos. Pero es un diálogo atento y respetuoso que busca sinceramente la verdad. Creo que el hombre puede encontrar la plenitud de su vida, sabiendo que la vida no es una línea recta por donde caminar, sino un continuo itinerario para buscar lo verdadero, lo bueno y lo bello".

     Al hablar de la tercera dimensión del mensaje, la amistad, monseñor Celli explica que "en el nuevo vocabulario de las redes digitales es un término que se contrabandea fácilmente".

     Seguidamente el Arzobispo se refirió a la presencia de Benedicto XVI en Youtube e indicó que "el Papa deseaba estar presente en un diálogo respetuoso de los hombres que se encuentran, no para confundirse, no para diluirse, ni anularse; sino para que su presencia sea un momento sincero de diálogo".

     "Nuestras amistades crecen en nuestro caminar como seres humanos. No podemos banalizar el concepto de amistad porque es una de las riquezas más grandes de la que el ser humano puede disponer", concluye.