La reforma que la ONU necesita, según la Santa Sede 

Que cada Estado promueva sus intereses en función del bien común mundial 

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NUEVA  YORK, miércoles 16 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- La reforma que la ONU necesita para evitar perder relevancia afecta a la manera como se toman las decisiones en el organismo internacional, y pasa por la voluntad política de cada Estado miembro de promover sus intereses en función del bien común mundial. 

Lo afirmó el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York, monseñor Celestino Migliore ante los micrófonos de Radio Vaticano este martes, día de inicio del 64 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, que reúne a 130 jefes de Estado y de Gobierno del 23 al 30 de septiembre en Nueva York. 

El representante de la Santa Sede afirmó  que «existe, indudablemente, la percepción con preocupación de que sin una precisa reforma de la modalidad de decisión, la ONU retrocederá hacia una peligrosa pérdida de relevancia». 

También puntualizó que «el problema no es encontrar soluciones técnicas e institucionales adecuadas; «¡de hecho las propuestas sensatas y eficaces abundan!», dijo. 

Para monseñor Migliore, «la cuestión está en la voluntad política de cada uno de los miembros que componen la Organización, y especialmente de los que ejercitan una mayor influencia política, económica, militar o demográfica, de saber usar, es decir, de tener la audacia de promover los propios intereses nacionales en el contexto y en función de la promoción del bien común mundial». 

«Se debería hacer, de las organizaciones internacionales, un lugar, no de reparto de poder, sino de atención y respuesta efectiva a los problemas de la gente», indicó. 

La necesidad de que la organización mundial sea reformada también fue destacada este martes por el nuevo presidente de la Asamblea General de la ONU, el exministro libio Ali Treki, al iniciar el debate general anual de las Naciones Unidas.  

«La Asamblea General, que representa al mundo entero, ha encontrado obstáculos en su camino; no ha podido implementar o hacer valer sus resoluciones», reconoció Treki.  

«Las Naciones Unidas deben reformarse, recuperar su legitimidad internacional y hacer que se escuche su voz y se apliquen sus resoluciones», declaró. 

El excanciller libio opinó que las Naciones Unidas son el camino hacia un futuro mejor, donde las personas de todos los colores, religiones y orígenes deben cooperar. 

Sobre la reforma institucional de la ONU, y concretamente del Consejo de Seguridad, monseñor Migliore destacó que «no se trata de pensar únicamente en la ampliación a nuevos países, sino sobretodo de la cuestión del veto». 

En opinión del observador permanente de la Santa Sede, el veto en el Consejo de Seguridad «no puede ser visto más en términos de privilegio o de poder, sino que debe ser considerado a la luz de la justicia y de la solidaridad para responder rápidamente a las emergencias internacionales».  

Por otra parte, la reciente conferencia sobre la crisis económica y financiera y su impacto sobre el desarrollo ha establecido un grupo de trabajo para ofrecer contribuciones destinadas a diseñar de nuevo las instituciones financieras mundiales, recordó el arzobispo.

Sobre la democratización de la ONU, también defendida este martes por Ali Treki, el representante de la Santa Sede destacó que «actualmente, las grandes cuestiones económicas y financieras se debaten y regulan en el seno de grupos restringidos, como el G8 y el G20, mientras que las Naciones Unidas representan el G192». 

Monseñor Migliore abogó por «incluir en el debate y en las propuestas a todos los 192 países del mundo presentes en la ONU» y por que los grupos más poderosos «presten atención y consideración a la voz del G192».  

El representante de la Santa Sede también se refirió a la autoridad mundial capaz de afrontar adecuadamente los problemas de la comunidad internacional, que Benedicto XVI defiende en su encíclica «Caritas in veritate». 

Explicó que la encíclica reconoce las Naciones Unidas como autoridad pública capaz de garantizar un orden social a nivel mundial. 

Monseñor Migliore añadió que el documento del Papa «ha puesto el acento en la necesidad de que este orden social reconozca y respete también un preciso orden ético y moral de las cosas y ésta es una vía imprescindible si queremos que la ONU mantenga relevancia y eficacia».

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ZENIT Staff

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