Primera visita de las reliquias de Teresa de Lisieux al Reino Unido

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Suscita algo que hemos perdido: una devoción adecuada, dice el obispo Hells

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PORTSMOUTH, jueves 17 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- Las reliquias de Santa Teresa de Lisieux llegaron este martes por la tarde a Inglaterra, a través del Eurotúnel, para comenzar su primera visita de al Reino Unido, que durará un mes. 

Hasta el próximo 16 de octubre, las reliquias visitarán 28 lugares diferentes, incluyendo numerosas catedrales y parroquias católicas, una catedral anglicana (por primera vez), una capellanía universitaria, una cárcel y un hospicio para moribundos.  

El recorrido oficial empezó este miércoles en la catedral de San Juan, de Portsmouth y concluirá en Londres, las dos ciudades que nombró Santa Teresita cuando, siendo niña, dibujó un mapa de Inglaterra. 

Numerosos peregrinos llenaban la ciudad para recibir las reliquias, entre ellos un comité de bienvenida formado por religiosos, escolares, periodistas y otras personas, según informa un blog de la oficina de información del episcopado inglés dedicado el desarrollo de la visita.  

El relicario fue portado por seis hombres hasta la puerta de la catedral, donde fue recibido por el obispo de Portsmouth, monseñor Crispian Hollis. 

Después, cientos de niños que llevaban banderas, rosas y velas, se acercaron a rezar con Santa Teresa.  

Santa Teresita dejó dicho que dejaría caer una lluvia de rosas sobre la tierra después de su muerte, por lo que muchas personas llevan rosas a los lugares de peregrinación de sus reliquias y piden ser bendecidos y tocar el relicario.  

En esa catedral, se celebró el miércoles una misa presidida por el obispo Hollis con una unción de enfermos, y por la noche, una Misa de acción de gracias por la visita de Santa Teresita.  

Se calcula que unos dos mil peregrinos pasaron junto al relicario, entre jóvenes, ancianos, enfermos, creyentes de diversas religiones y no creyentes. 

«Ha sido extraordinario -dijo el obispo Hollis-. Esperábamos que sería muy especial, pero se está convirtiendo en algo que va mucho más allá de nuestras expectativas en términos de número y de devoción verdadera». 

«Lo que ella está dando, es algo que quizás hemos perdido un poco en la Iglesia hoy: ese elemento de devoción correcta y adecuada – añadió-. Santa Teresa toca la vida de la gente común de una manera extraordinaria». 

Para el prelado, «las reliquias en sí no son lo más importante, sino lo que representan: una vida en la que Dios ha sido absolutamente fundamental y en la que ha habido una respuesta total a la llamada realizada por Dios». 

Las reliquias de Santa Teresa de Lisieux han estado en más de cuarenta países, entre ellos Brasil, Rusia, Burkina Faso e Irak. En todos ellos, han atraído a grandes multitudes. 

Junto a ellas, muchas personas han experimentado la conversión, la curación, un renovado sentido de la vocación y respuestas a sus oraciones. 

El cardenal Cormac Murphy-O’Connor y los obispos de Inglaterra y Gales pidieron recibir la visita de las reliquias esperando vivir un tiempo de gracia para la Iglesia y el país. 

«Las reliquias nos pueden ayudar a acercarnos a Dios con nuestros corazones, cuerpos y mentes, y así fortalecer nuestra fe en lo invisible», aseguran. 

El episcopado propone así el ejemplo de fe y amor de esta doctora de la Iglesia y ha destacado cuatro enseñanzas de Santa Teresa: el deseo de ser santo, la importancia de la oración, la concepción de la vida familiar como una escuela de caridad importante para hallar la vocación, y su experiencia de ardor misionero. 
 

Por Patricia Navas

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ZENIT Staff

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