ESQUIPULAS, lunes, 21 septiembre 2009 (ZENIT.org).- En el contexto de las celebraciones jubilares en ocasión de los 250 años de la bendición del Santuario de Esquipulas peregrinó a dicho lugar la Diócesis de El Quiché, Guatemala.
Alrededor de cinco mil peregrinos, acompañados del obispo de la diócesis, monseñor Mario Alberto Molina, y 22 sacerdotes, llegaron el viernes 18 de septiembre a la capital centroamericana de la fe, Esquipulas y participar en los festejos del Año Santo Jubilar, informa a ZENIT el padre Hugo David López osb, de la Basílica del Señor de Esquipulas.
Muchos peregrinos viajaron hasta 14 horas rumbo al Santuario y luego de ingresar por la puerta Santa del Santuario participaron en los sacramentos de la Reconciliación y la Sagrada Eucaristía.
En su homilía, el obispo resaltó la motivación espiritual de la peregrinación y el compromiso serio en la renovación de vida y transformación del país, especialmente en los momentos críticos que se viven en Guatemala.
«Queremos –dijo– traer ante el Señor el dolor de tantos niños que padecen hambre y enfermedad; la incertidumbre con que enfrentamos los meses por venir, pues las cosechas de este año han sido escasas o se han arruinado por la sequía. Le pedimos que nos de fuerzas, como nación, para alcanzar el desarrollo de nuestras comunidades».
Al final de la peregrinación, monseñor Mario Molina dirigió al Santo Cristo de Esquipulas una conmovida y ferviente oración en nombre de toda la Diócesis de Quiché en la cual resume las ansias y luchas, los esfuerzos y compromisos de la martirial tierra de Quiché, que durante tantos años ha sufrido la marginación y el martirio, hasta ser considerada la Diócesis con más testimonios de martirio en el Siglo XX en toda América Latina.
Dice la oración entre otras cosas: «Pedimos la salud y el bienestar de nuestras familias; oramos por nuestros enfermos, por nuestros ancianos, por nuestros niños; te agradecemos el trabajo que nos permite obtener lo necesario para vivir; pero también traemos la angustia de que muchos no tienen lo suficiente, y las cosechas malas de este año, nos hacen temer por el futuro; recordamos a nuestros familiares emigrados a otros países y lejos del hogar. Queremos desarrollo y derecho en nuestra tierra; que nadie tenga que ir lejos a buscar trabajo; que nadie tenga que recurrir a la violencia arbitraria para buscar justicia».
El año jubilar para conmemorar los 250 años de la fundación de la basílica del Santo Cristo Esquipulas, ubicada en la ciudad guatemalteca que lleva su mismo nombre, se clausurará el 4 de enero de 2010.
La Penitenciaría Apostólica, con el mandato del papa Benedicto XVI, ha concedido durante este año jubilar la indulgencia plenaria a los fieles que vayan a peregrinación a este santuario.
La pequeña ciudad de Esquipulas, de unos 50 mil habitantes, recibe anualmente a unos 4 millones de peregrinos.
La basílica de Esquipulas fue construida en honor al «Cristo Negro», conocido también como el «Señor de las misericordias». La escultura en madera fue realizada en 1594 por el escultor de origen portugués Quirio Cataño por voluntad de los campesinos que habitaban en este lugar.
En el siglo XVIII la imagen comenzó a ser conocida por sus milagros, razón por la que el entonces obispo de Guatemala, Fray Pedro Pardo de Figueroa, al encontrar alivio para una enfermedad incurable tras haber rezado ante la imagen, prometió como señal de agradecimiento edificar un santuario más grande que pudiera albergar un número mayor de peregrinos. Fue así como el 4 de enero de 1759 se dio la bendición e inauguración de esta basílica.
En 1956 el papa Pío XII erigió la prelatura del Santo Cristo de Esquipulas. Tres años más tarde se fundó allí un Monasterio Benedictino, que actualmente atiende a los peregrinos y a los feligreses de las seis parroquias de la prelatura. En 1961 el Papa Juan XXIII elevó el santuario a la categoría de basílica menor.
Más información en http://www.esquipulas.com.gt