Religión en tiempos de globalización: creer sin pertenecer

Entrevista al profesor Joan-Andreu Rocha Scarpetta

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BARCELONA, jueves 24 de septiembre de 2009 (ZENIT.org)-. Los periodistas que informan sobre las religiones se encuentran a menudo sin fuentes confiables. También se enfrentan a realidades complejas sin disponer de instrumentos para analizarlas y con lenguajes crípticos y difíciles de transmitir al público. El resultado es una información religiosa que no alcanza la calidad suficiente.

Un seminario para periodistas organizado por el Instituto Internacional de Ciencias Sociales (IICS)   en Sao Paolo, Brasil, ha analizado este tema los días 8 y 9 de septiembre. Entrevistamos a uno de los ponentes que ha presentado la «radiografía» de las religiones en el mundo, el profesor Joan-Andreu Rocha Scarpetta, vicedecano de Periodismo de la Universidad Abat Oliba CEU, en Barcelona.

Rocha, que dirige en Roma el Máster en «Iglesia, Ecumenismo y Religiones» en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, subraya la «lightización» de la religión y la tendencia a «creer sin pertenecer», dos claves para entender las tendencias sociales.

«Las religiones tienen maneras privilegiadas de comunicarse, lo que no significa que sus líderes o representantes tengan que ser expertos mediáticos», puntualiza Rocha, que trata el vínculo entre comunicación y religiones en el curso «Mass Media, Ecumenismo y Religiones» en la Pontificia Universidad Gregoriana.

–Las religiones se han globalizado. ¿Es positivo?

–Rocha: La globalización religiosa ha producido la desaparición de las fronteras religiosas, y las religiones mundiales hoy están presentes en todos los lugares.

Se ha producido lo que los sociólogos llaman un paso de la religión a la espiritualidad: las formas tradicionales religiosas de adhesión están cambiando, y se pasa, en algunos contextos, de una experiencia religiosa organizada a una forma de fe y de espiritualidad personalizada, lo que se llamaría una «lightización» de la religión, por su aspecto «light», «ligero».

–Tan «light» es la religión que se diluye la creencia y la práctica. Vuelve lo de «creyente pero no practicante?

–Rocha: Hoy se hace más evidente que se cree sin pertenecer, y se pertenece sin creer: la mayoría de religiones afrontan la polarización de tener a gente espiritual que no pertenece a tradiciones religiosas, y miembros culturales que no son creyentes.

Se regresa a las identidades religiosas. Ante un panorama de incertidumbre cultural, las identidades religiosas tienden a definirse de manera extrema: fundamentalismo o trascendentalismo místico.

Comunicativamente se da una tendencia interesante, y es que el ágora mediática se ha convertido en un nuevo espacio para los encuentros religiosos.

Otra característica de las religiones hoy es la tensión entre dos formas de representación religiosa: la institucional y la carismática, no siempre armónicas. Y esto puede confundir a los comunicadores.

–¿Lo hacen muy mal, los periodistas que se ocupan de religión?

–Rocha: Hay excelentes profesionales que cubren la religión de manera ejemplar, pero también hay muchos clichés. Cuando hablo con periodistas que se ocupan de religión les sugiero siempre que cuando hagan informes o artículos sobre temáticas religiosas no olviden el aspecto de pluralidad en las tradiciones religiosas, que contienen una gran multiplicidad de grupos y sensibilidades.

En este sentido un seminario como el de Sao Paolo es muy pertinente, pues a los periodistas les faltan estrategias, datos, contexto… y a los que se lideran las comunidades religiosas les resulta muy útil saber qué es lo que pide un periodista, que no suele ser una homilía completa, sino un titular. Y alguien a quien poder recurrir, que responda al teléfono, que les trate bien y no les rehuya.

–Hay periodistas que consideran a las religiones estáticas y pasadas de moda.

–Rocha: Las tradiciones religiosas están vivas y son cambiantes y dinámicas. Un periodista no debería fijarse bien no sólo en las creencias de los grupos religiosos, sino en cómo estas se ponen en práctica. Y verá como no son estáticas.

Además, verá que contienen en sí elementos de comunicación: un mensaje, muchas veces un profeta, un libro… pero por sí solos estos elementos no se integran en el mundo mediático: hay que buscar la manera de canalizarlo.

Las religiones tienen maneras privilegiadas de comunicarse, lo que no significa que sus líderes o representantes tengan que ser expertos mediáticos. Una esperanza son los informadores que os dedicáis a la religión, tarea que si se hace bien, es un beneficio enorme para la religión y para la calidad en los medios.

Por Miriam Díez i Bosch

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ZENIT Staff

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