APIA, miércoles 30 de septiembre de 2009 (ZENIT.org).- Un terremoto de magnitud 8,3 en la escala de Richter, con epicentro en el sur del Pacífico, ha provocado un tsunami que ha sembrado muerte y destrucción en las Islas Samoa.
El seísmo se produjo al alba de este miércoles, provocando daños gravísimos en las Islas Samoa y en las Samoa Americanas (territorio de Estados Unidos). Las primeras cifras hablan de más de cien muertos.
En Samoa, el tsunami ha devastado la zona meridional de las dos islas principales, Upolu y Savai’i. Aunque no se trata de zonas intensamente pobladas, hay algunas comunidades de pescadores y hoteles.
Un equipo de la Cáritas local ha visitado ya una de las zonas más afectadas, en Upolu, ayudando a los supervivientes a encontrar un lugar seguro donde refugiarse, a limpiar el terreno de residuos y a preparar alojamientos temporales.
El director de Cáritas Samoa, Puletini Tuala, afirma que la destrucción provocada por el tsunami es “terrible”. La primera preocupación, añade, ha sido la de reunir a la población y llevarla a un lugar situado a mayor altura.
Cáritas teme por la vida de los pescadores que aún no han vuelto a sus aldeas.
En la isla de Savai’i, la escuela católica se ha transformado en un centro de asistencia médica para ayudar a los heridos.
Cáritas Samoa se está coordinando con el Equipo para los Desastres Nacionales y con la Cruz Roja, para planificar la coordinación del trabajo y poder responder lo mejor posible a la emergencia, además de coordinar a los miembros de Cáritas de la región.
El objetivo principal de Cáritas Samoa en estos primeros momentos es reducir el riesgo de destrucción total. Este mismo mes, la organización había reunido a los miembros de Cáritas de toda Oceanía, en la costa meridional de Upolu, y parte del encuentro consistía en una ejercitación ante la posibilidad de un tsunami. El centro en el que se había celebrado la reunión ha sido destruido por el agua.