Obispo chino revela por qué se ha unido a la Asociación Patriótica

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“Por el bien de la Iglesia”, afirma monseñor An Shuxin

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PEKÍN,domingo, 15 noviembre 2009 (ZENIT.org).- «Me uní a la Asociación Patriótica por el bien de la diócesis y la urgente necesidad de evangelizar», afirma monseñor Francisco An Shuxin, obispo coadjutor de Baoding, China.

En declaraciones a AsiaNews, explica su decisión de unirse a la Iglesia oficial y su aceptación de un puesto en la Asociación Patriótica, tras pasar décadas escondido y diez años de cautividad en un lugar desconocido, en manos de la policía. 

Monseñor An tomó su decisión el pasado julio cuando se unió a la Asociación Católica Patriótica (ACP) y la Comisión Administrativa de la Iglesia Católica de la ciudad de Baoding. El obispo fue liberado de la prisión en julio de 2006 y en agosto de 2006 empezó a ejercer su ministerio en la Iglesia oficial. Hablando con AsiaNews por teléfono, monseñor An aclara que su incorporación a las dos organizaciones no implica firmar documentos sino sólo un acuerdo verbal.
 
Recientemente, algunos de sus sacerdotes han expresado su tristeza y el desconcierto al ver que mantiene puestos de gobierno en la diócesis en la actual situación.
 
La Asociación Patriótica es una organización cuyo ideal es construir una Iglesia independiente de la Santa Sede y el mismo Benedicto XVI, en su Carta a los Católicos Chinos, de junio de 2007, califica este objetivo como «incompatible con la doctrina católica».
 
El propósito de su incorporación a la ACP, a nivel de ciudad, dijo el prelado, era asumir un puesto para una mejor gestión de la diócesis de manera que la Iglesia local pueda  funcionar normalmente, de acuerdo con la política religiosa del país.

«Espero que la diócesis pueda evolucionar bien» y satisfacer su necesidad de evangelización, indicó el obispo.
 
Como obispo, espera poder actuar abiertamente, y estos puestos pueden ayudarle a gestionar mejor los asuntos de la Iglesia, tales como la restauración de las propiedades de la Iglesia, indicó. Además, dijo, la Santa Sede ha reconocido a muchos obispos del continente que tienen nombramientos de la ACP, señaló. Antes de unirse a la ACP, no se comunicó con la Santa Sede sobre este asunto, dijo.
 
Anteriormente, fuentes del Vaticano y de Baoding dijeron a AsiaNews que el obispo había sido animado a esta decisión por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que ha denegado categóricamente esta acusación (ver: http://www.zenit.org/article-33151?l=spanish).
 
AsiaNews preguntó a monseñor An si asistiría a la pospuesta Asamblea Nacional de la Conferencia de Representantes Católicos de China. En esta Asamblea se debería votar al presidente nacional de la Asociación Patriótica y al presidente del Consejo de Obispos (una especie de conferencia de obispos oficiales no reconocida por el Vaticano). Muchos obispos la boicotean porque la asamblea es «incompatible con la doctrina católica». La intención de la AP es asegurar que el candidato elegido sea obediente a su voluntad y, en la espera de plegar a los obispos a su control, sigue posponiendo, desde hace casi dos años, la fecha de la reunión.
 
El obispo An dijo que la asamblea es para alguien con títulos y él no es uno de ellos.
 
Sin embargo, muchos católicos y expertos en Iglesia en China están en desacuerdo con la decisión del obispo An de unirse a la AP, al margen de sus razones y consideraciones, ya que contraviene los principios que subyacen en la carta papal de 2007.

«Si es necesario, dejaré la ACP», responde el obispo An. 
 
El resentimiento hacia monseñor An aumentó también por el hecho de que el obispo ordinario de Baoding, monseñor Jaime Su Zhimin se encuentra desaparecido en manos de la policía desde 1996. Fue visto sólo por breve tiempo en un hospital en noviembre de 2003 y hasta hace pocos días no se sabía ni siquiera si estaba todavía vivo. Pero aún hoy no se sabe el lugar donde el y algunos sacerdotes arrestados están detenidos.
 
Algunos sacerdotes de Hebei, la región de Baoding, acusan a monseñor An de no haber tomado su decisión junto a monseñor Su. Subrayan que monseñor An debería haber emergido de la clandestinidad (y de la prisión) junto a monseñor Su. Pero monseñor An afirma: «No tengo ningún modo de verle. Está bajo arresto domiciliario muy estricto».
 
Para salvar la división entre los católicos de Baoding, algunos piensan que haría falta trabajar para liberar a monseñor Su Zhimin.

Anthony Lam, investigador del Centro de Estudios Espíritu Santo de Hong Kong, define «muy desafortunada» la decisión de monseñor An, sobre todo tras la publicación de la carta del Papa. Al mismo tiempo, afirma que la liberación de monseñor Su Zhimin podría restaurar la situación de ruptura en la diócesis de Baoding.
 
El padre Joseph, un sacerdote de Hebei es de la misma opinión. «[La liberación de] monseñor Su –afirma– podría dar consuelo a la comunidad clandestina de Baoding y al mismo tiempo limpiar a monseñor An» de toda sospecha de «traición». El sacerdote, que pertenecía a la Iglesia clandestina, es ahora de la Iglesia oficial.
 
Subraya que «entre los católicos de Baoding es urgente el perdón mutuo y el diálogo. Las negociaciones entre China y el Vaticano son ciertamente importantes, pero son sólo un fenómeno externo [que dará sus frutos] a largo plazo. Pero en lo inmediato, China y el Vaticano debe ponerse de acuerdo sobre la liberación de monseñor Su Zhimin».
 
Respecto a las dificultades en las que se encuentra la diócesis, monseñor An afirma no haber causado él los problemas y no tener ningún medio para remediarlos. Señala que algunos sacerdotes no colaboran con él porque «no logran abandonar sus conceptos anticuados» para aceptar los «nuevos» y trabajar en la oficialidad. Sigue de todos modos abierto a toda colaboración y no «rechazará» a nadie que quiera volver.
 
«Las esperanzas de la Iglesia –afirma– están basadas en los esfuerzos de los católicos locales en vivir la fe con una más profunda espiritualidad». «Todos los días rezo a Dios para que me guíe», concluye. Y pide a todos rezar por la diócesis de Baoding.
 
Por Zhen Yuan, traducido del inglés por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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