Por Robert Moynihan
WASHINGTON, martes 17 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Uno de los más misteriosos tejidos del mundo, que muestra la imagen de un hombre torturado y crucificado, se conserva en la Capilla Real de San Juan el Bautista en la catedral de Turín, Italia.
Se la llama la Síndone de Turín. Las tradiciones piadosas sostienen que es el verdadero lienzo mortuorio de Jesús, usado para envolverle en la tumba después de su crucifixión en el 33 D.C., hace alrededor de 2.000 años, y que la imagen en el tejido es una “imagen” del propio Jesús cuando yacía en la tumba.
Benedicto XVI irá a Turín el año que viene, el 2 de mayo, para ver la Sábana Santa en persona. El Vaticano y la archidiócesis de Turín anunciaron la visita hace dos semanas.
“Como primer acto de su visita, el Santo Padre se detendrá para rezar privadamente ante la Sábana Santa”, afirma la archidiócesis.
El Papa verá la Sábana Santa junto a millones de fieles mientras duren los 54 días de la ostensión, desde el 10 de abril hasta el 23 de mayo de 2010 (La archidiócesis de Turín tiene un sitio web, www.sindone.org, donde se puede hacer una reserva para ver la Síndone durante el periodo de la exposición).
Visitando la Síndone y rezando ante ella, el Papa mostrará su respeto y veneración por este lienzo misterioso.
Pero la Síndone ¿es realmente auténtica?
Vamos a echar un vistazo a los hechos.
Hace más de un siglo, en 1898, la imagen de la Sábana fue fotografiada por primera vez.
El fotógrafo era un aficionado, un italiano llamado Secondo Pia, a quien se le permitió fotografiarla mientras estaba siendo exhibida en la catedral de Turín.
En la tarde del 28 de mayo de 1898, cuando miró la la placa fotográfica, vio la imagen mucho más claramente de lo que podía ser vista en la vida real, porque se trata de una imagen en negativo.
Esto nunca había sido observado antes de la llegada de la fotografía. Quiere decir que sólo en los últimos 110 años hemos podido darnos cuenta de cuan verdaderamente misteriosa es esta imagen.
Durante el siglo XX hubo cada vez más peticiones a la Iglesia de que “midiese” la edad de la Sábana utilizando el Carbono 14, y establecer así de una vez por todas si se trataba de un tejido antiguo o de una fecha más reciente.
Habla la ciencia
Yo mismo tuve un papel en esto – un papel bastante insignificante, pero en cualquier caso un papel – porque era reportero de la revista Time en 1987 y 1988, cuando se llevó a cabo la datación de la Síndone con el Carbono 14.
Estuve presente en la conferencia de prensa del 13 de octubre de 1988, cuando el cardenal Anastasio Ballastrero, entonces arzobispo de Turín, y otros, presentaron los hallazgos de los laboratorios – que la Sábana debía datarse entre 1260 y 1390. Esto es, era de origen medieval, y por ello no era posible que fuese auténtica.
Y yo informé de esos resultados en ese momento.
Y puedo atestiguar el choque que supuso entre muchos de los presentes, que creían que la Sábana era auténtica, y que confiaban en que los resultados iban a ser “entre el 50 antes de Cristo y el 50 después de Cristo”.
Pero la evidencia científica parecía clara: La Tela tenía sólo alrededor de 650 años de antigüedad, no 2000 años. El “veredicto de la ciencia” se había producido.
Y desde entonces muchos creyeron, y creen aún, que el caso de la Sábana está cerrado. Que se trata de una misteriosa pintura o grabado medieval, pero no el lienzo mortuorio de Cristo.
¿Pero el caso está realmente cerrado?
Bien, no.
Han surgido cuestionamientos serios sobre el proceso de datación de 1988 – no sobre la propia calidad de la datación del radiocarbono, sino sobre la identidad y posible contaminación de la pieza de tejido datada.
Las técnicas de datación de carbono han mejorado de manera constante durante muchas décadas. Al principio, hace 50 años, se requerían grandes cantidades de material. Pero en la década de los 80, el proceso de datación empezó a requerir cantidades mucho más pequeñas de material original.
El Shroud of Turin Research Project (S.Tu.RP) fue creado en 1978 para estudiar la Sábana Santa. Se componía de unos 30 científicos de diversos credos religiosos, incluyendo ateos.
El grupo S.Tu.R.P. planeó diferentes estudios sobre la tela, incluyendo la datación por radiocarbono. Una comisión encabezada por los químicos Robert H. Dinegar y Harry E. Gove consultaron numerosos laboratorios capaces ya en 1982 de datar con carbono pequeñas piezas de tejido. Seis laboratorios mostraron interés en realizar el procedimiento: el Brookhaven National Laboratory, de Upton, Nueva York(EE.UU.); el Atomic Energy Research Establishment, de Harwell, Oxfordshire (Reino Unido); el laboratorio Rochester, de Nueva York (EE.UU.); la Universidad de Oxford (Reino Unido), la Universidad de Arizona, de Tucson (Arizona, EE.UU.); y el ETH de Zurich (Suiza).
Pero, conscientes de la gran publicidad que iban a traer los experimentos, los laboratorios compitieron ferozmente. Luego, se desarrolló una separación entre el grupo S.Tu.R.P. y los laboratorios candidatos.
Durante una conferencia sobre la radiodatación por carbono en Trondheim, en 1985, los representantes de todos los laboratorios candidatos anunciaron conjuntamente el fin de la colaboración con el grupo S.Tu.R.P. y propusieron que el Museo Británico dirigiera el proyecto.
Carlos Chagas Filho, presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias, aprobó a regañadientes esta propuesta. Tuvo lugar una reunión con las autoridades de la Iglesia en 1986 para determinar cómo proceder.
Nuevo plan
El 10 de octubre de 1987, el cardenal Ballestrero anunció a los siete laboratorios que sólo tres de ellos, los de Oxford, Tucson y Zurich, participarían en la datación. La única institución supervisora sería el Museo Británico, encabezado por Michael Tite.
Las muestras fueron tomadas el 21 de abril de 1988, en la catedral. Estaban presentes el cardenal Ballestrero, cuatro sacerdotes, el portavoz de la archidiócesis Luigi Gonella, fotógrafos, un operador de cámara, Michael Tite y los representantes de los laboratorios.
Las piezas originales y las de control fueron colocados en 12 cilindros de metal idénticos. La datación de las piezas de control, establecida originalmente para permanecer desconocida, fue publicada por el diario del Vaticano L'Osservatore Romano el 23 de abril. Esta "fuga", junto con las violaciones del protocolo, empañaron la credibilidad de esta fase del procedimiento y alimentaron las sospechas de manipulación.
Los laboratorios no trabajaron por separado y de forma simultánea. Tucson realizó las pruebas en mayo, Zurich en junio, y Oxford, en agosto, intercambiando información en el ínterin. El diario Avvenire publicó el 14 de octubre una información de que los directores de los tres laboratorios se habían reunido en secreto en Suiza, una acusación que fue confirmada posteriormente por los directores.
El 28 de septiembre de 1988, el director del Museo Británico y coordinador del estudio, Michael Tite, comunicó los resultados oficiales de la Archidiócesis de Turín y a la Santa Sede.
El 13 de octubre, el cardenal Ballestrero anunció los resultados oficiales.
El documental italiano de 2008, Sindone, Prove a Confronto (La Sábana Santa, confrontando la evidencia), de David Rolf sugiere que las muestras elegidas para la datación no podían haber dado un resultado preciso. El documental sugiere que la cantidad de carbono 14 encontrada en la muestra podría haber sido significativamente afectada por el clima, los métodos de conservación utilizados a lo largo de los siglos, y por el carbono generado por el incendio que dañó el Sudario.
Y, de hecho, el cardenal Ballestero, poco antes de su muerte en 1998, dijo en una entrevista, publicada 5 de septiembre 1997 en el periódico alemán Die Welt</i>: "En mi opinión, la Sábana Santa de Turín es auténtica. Las mediciones de radiocarbono, que databan la Sábana Santa en la Edad Media, parecen haber sido realizadas sin el debido cuidado".
La tradición de la Iglesia, aunque no “científica", sostiene que Tomás y Judas Tadeo (el Tadeo de los 70, Tadeo de Edesa) fueron a Edesa ya en el año 33 d.C. Una leyenda afirma que llevaban una tela con una imagen de Jesús.
En 544 dC, un paño, con una imagen que se cree que Jesús, se encontró por encima de una de las puertas de Edesa, en las paredes de la ciudad, un paño que Gregorio Referendarius de Constantinopla describiría más tarde como una imagen de cuerpo entero con manchas de sangre.
Velo de la Verónica
La cuestión es simple: Si el 1988 se realizaron pruebas sobre una muestra que no era de la Sábana original, o que se habían contaminado a lo largo de los siglos, entonces la datación carece de sentido.
Al mismo tiempo, una imagen igualmente misteriosa, bastante menos conocida, existe en la pequeña ciudad de Manoppello. Se trata de una pequeña tela que mucha gente cree que es el verdadero “velo de la Verónica”. Estuve en Manoppello para verlo. Si lo miras directamente, parece transparente. Pero si permaneces a una yarda (casi un metro) de lado, o a una cierta distancia, puedes ver el rostro de un hombre joven, con los ojos abiertos.
Lo que algunos creen sobre este lienzo es aún más dramático que la Sábana de Turín. Creen que se trata del lienzo que cubría el rostro de Jesús en la tumba, y que lo que vemos en la imagen es el rostro de Cristo en el momento de la resurrección, cuando abre los ojos.
Benedicto XVI visitó Manoppello en septiembre de 2006.
El Pontífice entró en el santuario y rezó ante el altar durante unos cinco minutos, luego fue detrás de él y oró ante la reliquia, que se conoce como el "Santo Rostro" y el "Velo de la Verónica”.
Benedicto XVI no habló sobre los orígenes del velo.
"Este es el significado de mi visita. Que juntos podamos intentar conocer mejor el rostro de nuestro Señor, para que de él podamos encontrar la fuerza en el amor y la paz que nos muestre el camino", dijo Benedicto XVI.
Cualquiera que sea la verdad acerca de estas imágenes, el hecho fundamental es que nos vuelven a traer el rostro de Jesús.
Jesús mismo nos dijo que nos encontramos en la cara de quienes están cerca de nosotros, en el más pequeño de sus hermanos. Esta es la cara que debemos buscar.
[Traducción del inglés por Inma Álvarez]
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Robert Moynihan es fundador y redactor jefe de la revista mensual Inside the Vatican. Es el autor del libro: “Let God’s Light Shine Forth: the Spiritual Vision of Pope Benedict XVI” (2005, Doubleday). Se puede acceder al blog de Moynihan en www.insidethevatican.com. Puede contactarse con él en editor@insidethevatican.com.