En Tierra Santa, un centro cristiano ayuda a construir el futuro

Iniciativa conjunta de las comunidades cristianas de la zona

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HAIFA, miércoles 18 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Para curar las heridas de la división religiosa en Tierra Santa y parar el éxodo de los cristianos de la región, una iniciativa fundamental es el Centro Pastoral diocesano Maronita del Buen pastor, un edificio de cuatro plantas en construcción en el Monte Carmelo, en el norte de Israel.

El Centro, que acogerá retiros, conferencias, servicios de asistencia y reuniones para jóvenes de varias religiones, debe abrir sus puertas a finales del año 2011.

Hablando a la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el arzobispo maronita Paul Sayah de Haifa y de Terra Santa afirmó que el objetivo principal del proyecto es ayudar a renovar la confianza de los maronitas y de los demás cristianos, disuadiéndoles de emigrar.

El prelado describió el Centro como “la columna vertebral de nuestra infraestructura pastoral” y añadió: “Hemos experimentado a lo largo de los años que muchos cristianos quieren irse; no se sienten valorados”. 

“Debemos estar seguros de que sientan que tienen una función, y la oportunidad de obtener una formación educativa y espiritual -explicó-. El Centro del Buen Pastor se dirige específicamente a esto”.

El complejo, reveló el arzobispo, ha recibido un fuerte apoyo por parte de los drusos, un grupo religioso derivado del Islam que representa a la mayor parte de la población de Isfya, la localidad en la que se está construyendo.

Muchos líderes drusi de la zona también han firmado un documento para apoyar el proyecto.

 En este contexto, la iniciativa quiere también promover las relaciones entre drusos y cristianos, que atravesaron una crisis en febrero de 2005 en Mughar, también en el norte de Israel.

En aquel momento, una disputa en la ciudad llevó a los drusos a una reacción violenta que ha obligado a la mitad de la población cristiana a huir para salvar su vida. Desde entonces muchos han vuelto, pero los problemas permanecen.

Según el arzobispo Sayah, es importante sobre todo hacer entender a los cristianos que tienen un gran valor. 

“No sirve limitarse a predicar a nuestra comunidad cristiana -reconoció-. Debemos educar y facilitar el desarrollo de las personas para que puedan tener buenas relaciones con los miembros de otras religiones; de lo contrario, nuestra comunidad no sobrevivirá”.

El proyecto del Centro ya ha recibido de Ayuda a la Iglesia Necesitada 15.000 euros, una suma a la que deberán añadirse posteriores subvenciones.

El edificio albergará dos dormitorios, estancias para los supervisores, refectorio, capilla, sala de conferencias, estancias para la asistencia y un apartamento para el obispo.

“Estamos manteniendo los costes al nivel más bajo posible”, dijo el arzobispo, recordando que hasta ahora los gastos no llegan a dos millones de dólares.

Por eso, explicó, estamos implicando a las comunidades locales, obteniendo la doble ventaja de disponer de mano de obra más económica que la exterior y crear puestos de trabajo, “generando apoyo por parte de las mismas personas a las que el Centro quiere ayudar”.

Los maronitas son una de las comunidades católicas más pequeñas de la región. Según datos difundidos el pasado mes de mayo por el arzobispo Fouad Twal, Patriarca latino de Jerusalén, los cristianos de palestino no llegan hoy a los 50.000.

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ZENIT Staff

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