SÃO PAULO, domingo 22 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- El arzobispo de São Paulo, el cardenal Odilo Scherer, considera que los objetivos prioritarios de la economía son: “pan en la mesa, vivienda, educación, salud y oportunidades de vida digna para todos los miembros de la familia humana”.
Lo afirma en un artículo sobre la Campaña de Fraternidad de 2010 de la Iglesia en Brasil, difundido este martes por la conferencia nacional de obispos de Brasil.
La Campaña de este año tiene como tema “Economía y vida” y como lema “No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mt 6,24).
Según el arzobispo, este tema “es innegablemente oportuno y actual”, siendo la actividad económica uno de los ámbitos fundamentales “para la promoción del ejercicio de la fraternidad”.
El cardenal considera que “la reciente crisis financiera y económica ha demostrado más de una vez que la economía sin criterios éticos, o con criterios equivocados, no tiene bases sólidas y sus consecuencias son la pobreza y el sufrimiento de muchas personas, grupos y poblaciones enteras”.
“Las actividades económicas que tienen como objetivo supremo, en vez de la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano, el lucro a cualquier precio y la acumulación cada vez mayor de bienes, genera multitud de personas hambrientas, marginadas del gran movimiento económico, excluidas del bien común”.
Por otra parte, prosigue el arzobispo, la lógica económica que “privilegia la producción y el consumo de bienes superfluos también se convierte en una grave amenaza para el mantenimiento de la vida en el planeta Tierra”.
Desde el punto de vista social, “las masas de empobrecidos, que emigran a regiones más prósperas del mundo, son consecuencia de actividades económicas desarrolladas durante décadas sin una preocupación básica por la solidaridad y la justicia global”.
“Más que en otros tiempos, hoy nos hemos dado cuenta de que somos todos interdependientes; nuestros beneficios también deben extenderse a todos, para que los males de los demás no vayan a ser nuestros males también”, señala el cardenal Scherer.
El arzobispo de São Paulo recuerda que Benedicto XVI, en la encíclica “Caritas in veritate”, señala que el progreso de las poblaciones sólo será auténtico si tiene en cuenta el bien de todas las personas y de toda la persona.
“Para lograr eso, será necesaria una atención cada vez mayor a los criterios de justicia social, de equidad y de solidaridad, para que los beneficios económicos se extiendan efectivamente a todos”, comenta.
“Y todos tenemos que aprender a vivir de manera más sobria, superando una cierta manera depredadora de interactuar con el prójimo y con la naturaleza, asimilando cada vez más la ética del cuidado”.
El “amor servil al dinero”, indica el cardenal, se llama “avaricia y puede transformarse en verdadera idolatría, llevando al hombre a sacrificarlo todo, incluso los valores éticos, la salud y la propia dignidad, para acumular bienes”.
“La idolatría del dinero ciega y vuelve insensible al corazón humano ante las necesidades y los sufrimientos del prójimo -advierte-. Y también da cierta sensación de omnipotencia que lleva a pasar por encima de la Ley de Dios”.
El arzobispo destaca que la Campaña de Fraternidad de 2010 “abordará la cuestión económica de manera no académica y, en cierta manera, provocadora”.
Se verá el tema “desde el enfoque de los menos beneficiados por las teorías convencionales y con criterios que, a pesar de estar olvidados, son determinantes para lograr los objetivos prioritarios de la economía: pan en la mesa, vivienda, educación, salud y oportunidades de vida dignas para todos los miembros de la familia humana”.
[Por Alexandre Ribeiro, traducción del original portugués por Patricia Navas]