Las Semanas Sociales de Francia reflexionan sobre la solidaridad
PARÍS, viernes 27 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).– La solidaridad es hoy una cuestión esencial porque la crisis económica actual acentúa la pobreza, afirmó Jérôme Vignon, presidente de las Semanas Sociales de Francia, que se celebraron del viernes al domingo pasados en París.
3.200 personas participaron en la 84 edición de las jornadas, que tenían como tema “nuevas solidaridades, nueva sociedad”.
Al concluir las sesiones, el presidente de las semanas quiso destacar el sentido mismo de la solidaridad según la doctrina social de la Iglesia.
Citó, como se hizo también de manera amplia durante las sesiones, la encíclica “Caritas in veritate” del Papa Benedicto XVI.
También recordó los fundamentos bíblico y cristiano de la solidaridad, citando al padre Etienne Grieu.
Este jesuita francés veía a través de la creatividad de los cristianos en el ámbito caritativo (la fundación de hospitales, de escuelas, de patronatos y más recientemente de centros de cuidados paliativos), “la llamada a ver en toda persona a un hermano, una hermana”, y el rechazo a “que algunos sean dejados de lado, despreciados o considerados como si no fueran nada”.
Como novedad para los asistentes habituales a las sesiones, destacó la participación de más de 200 “expertos”: personas en situación de pobreza.
No asistieron para dar testimonio, sino sobre todo para participar en los debates y recordar la realidad de los problemas a los que se enfrentan. E intervinieron principalmente en los talleres de la tarde del sábado.
“La economía solidaria”, “el derecho a un alojamiento para vivir juntos” y “las migraciones en debate” fueron algunos de los temas de debate que permitieron descubrir, durante esa tarde, los nuevos logros y las nuevas maneras de vivir la solidaridad.
Ya fuera entre generaciones, económica, local o internacional, pública, generada por el ámbito asociativo o individual, las diferentes maneras de vivir la fraternidad suscitaron un interés importante entre los participantes.
Las jornadas de estudio abordaron la cuestión de la definición de la pobreza y su aumento relativamente reciente tras un gran periodo de declive.
La solidaridad se presentó como una respuesta actual. El padre Etienne Grieu, jesuita, profesor de teología del Centro Sèvres de París, la presentó también en términos de alianza.
En referencia a los “intercambios calculados”, que son lo habitual actualmente en la sociedad, explicó que “en alianza, Dios sella un compromiso con un pueblo y su compromiso es sin condiciones previas”.
Este compromiso incluye un intercambio, a través de la Ley, pero su finalidad es ante todo “despertar una libertad”.
Actualizando este principio de alianza aplicado a la solidaridad, el padre Grieu explicó que en la relación con los más pobres es donde “hacemos una pequeña peregrinación a las fuentes de la verdadera vida, donde los creyentes pueden reconocer el don de Dios”.
Y por ello, esta relación se convierte, para los que la viven, en una verdadera experiencia espiritual.
Para concluir su presentación sobre el sentido que se le puede dar a la solidaridad, el jesuita evocó otro tema de la tradición cristiana: la diaconía.
Para él, se trata de un servicio verdadero, gratuito, sin buscar un provecho o un intercambio.
Y la imagen bíblica de la alianza pide otra. El presidente de las Semanas Sociales, Jérôme Vignon, utilizó, en efecto, en su discurso de clausura, la imagen de la levadura.
“La levadura en la masa es la imagen adecuada para expresar la presencia de los cristianos en el mundo”, dijo.
Y añadió que no se trata “de adoptar una postura moralista, sino una postura que nos haga entrar en la fuente generosa del don como fuente de liberación”.
Los diversos ejemplos prácticos que ilustraron las sesiones mostraron que, para los participantes, ésa es la manera de vivir la solidaridad, que es la fuente de su compromiso.
El año que viene, se abordará un tema relacionado con la solidaridad: la inmigración y la integración en una sociedad multicultural.
[Por Stéphane Lemessin, traducción del original francés por Patricia Navas]