LA PAZ, sábado 28 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje final de de la LXXXVIII Asamblea de la Conferencia Episcopal de Bolivia que lleva por lema «Caminemos en la esperanza».
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«Ven, Señor Jesús» (Ap. 22,20)
Los Obispos de Bolivia, reunidos en la LXXXVIII Asamblea, hemos vivido momentos de reflexión, oración y comunión, sintiendo la presencia del Señor en nuestra Iglesia, y estando atentos a la voz del Espíritu en el servicio episcopal que el Señor Jesús nos llama a ejercer (cfr. Hch 20,28). Este mismo ministerio de pastores ha reforzado nuestro
compromiso de comunión al servicio de la Misión Permanente, que la Iglesia en Bolivia ha asumido con renovado entusiasmo.
Nos sentimos profundamente solidarios con todos los que sufren y pasan momentos de dolor a causa de enfermedades, accidentes, particularmente a causa de las sequías en muchos lugares de nuestro país.
Deseosos de una fiesta democrática
Nos acercamos a vivir lo que esperamos sea una fiesta democrática con la realización de las próximas elecciones generales, y reiteramos la oportunidad que representa este proceso para la democracia de nuestro país.
Como dijimos en nuestro último mensaje «Por una campaña electoral democrática y pacífica» (sept 2009), hacemos un llamado a una responsable y personal participación ciudadana, en el proceso de la construcción de nuestro país, sin imposiciones sino respetando la libertad de los votantes. Construcción con horizontes de paz, justicia y convivencia fraterna que son las características del bien común. Al mismo tiempo, recordamos a todos los ciudadanos que, con espíritu crítico y constructivo, analicen detenidamente las diversas propuestas programáticas que los actores políticos proponen, así como la idoneidad y las capacidades de estos candidatos, para definir su voto.
A los candidatos les exhortamos: a sentirse representantes de todo el pueblo boliviano, de manera especial de los más pobres y desprotegidos y no solo de una tienda política; a ser verdaderos servidores públicos en
la búsqueda de soluciones que garanticen la institucionalidad y la democracia por el camino del diálogo, el consenso y la capacidad de concertación. Exhortamos así mismo evitar toda actitud de paternalismo que muchas veces puede llegar a la compra de conciencias en menoscabo de la libertad personal y la dignidad de cada ciudadano.
Esperamos que el nuevo padrón sea un factor importante para la fiabilidad y claridad de la voluntad del pueblo ante las urnas. Confiamos también que no se produzca el fraude que ha ensombrecido consultas anteriores, que no haya ningún tipo de coacción sobre las personas ni sobre los medios de comunicación, y que no haya amenazas o mentiras. Todo esto es necesario para que podamos celebrar una verdadera fiesta democrática.
También hacemos un llamado para que todos acepten con respeto la voluntad del pueblo reflejada en el proceso electoral,
Mirando el futuro con Esperanza
Las elecciones generales han de ser un paso adelante, en el proceso que estamos viviendo hacia una sociedad más justa, libre, solidaria y unida desde nuestras diferencias culturales y regionales. Vemos signos positivos en nuestra sociedad que ayudarán en este proceso:
– La profunda religiosidad de nuestro pueblo, que se expresa en una apertura siempre mayor a Dios y a su voluntad, y que repercute en un conjunto de valores humanos y cristianos que trascienden el puro materialismo de la vida.
– Admiramos el esfuerzo del pueblo, en su mayoría, para mantener la paz y la concordia en medio de tantas confrontaciones.
– Muchos sectores antes excluidos y discriminados han tenido posibilidades reales de reconocimiento y atención.
– La mayor participación en los distintos momentos electorales que suponen una mayor responsabilidad de los ciudadanos y una mayor onciencia personal.
También vemos algunos aspectos negativos que nos preocupan:
– La pobreza es un problema estructural, y sigue siendo la principal preocupación de nuestro país y que afecta a miles de familias.
– Nos preocupa profundamente el problema del narcotráfico por sus funestos efectos en la sociedad y en la juventud. Vemos a muchos hermanos y hermanas nuestros involucrándose cada vez más en este flagelo social.
– La falta de respeto a la ley, la crisis provocada en las instituciones judiciales, la inseguridad ciudadana y el crecimiento de la delincuencia, el problema de las violaciones a menores y la violencia familiar, muestran el poco respeto a la vida y el deterioro de nuestra vida social.
– La grave confrontación y división que subsiste en nuestro país entre pueblos, regiones y culturas, a veces con motivaciones ideológico-partidistas, y que repercute también al interior de nuestras familias.
Servidores en Misión Permanente
Estamos prontos a iniciar el tiempo de Adviento. Un tiempo de fe profunda y certeza de que una gran Luz iluminará nuestras tinieblas. Tiempo en el que nos preparamos para celebrar la venida del Señor. «Preparen el camino al Señor, enderecen sus senderos» (Is 40, 3), clama el profeta. El
Adviento y la Navidad nos invitan a ir al encuentro de Jesucristo que viene a nuestras vidas, para hacernos discípulos misioneros de su Buena
Nueva de amor a los hermanos, en la paz y justicia para todos. Esto nos llama a la conversión del corazón, que se manifiesta en una necesaria renovación de la manera de pensar, de las actitudes y de las relaciones humanas.
En este ambiente de conversión personal y pastoral, hemos iniciado en nuestro país, junto con las Iglesias del continente americano, una Misión Permanente que quiere llevar la Buena Nueva del Evangelio a todos, incluidos muchos cristianos bautizados pero no convertidos al Señor.
Misión Permanente para revitalizar nuestra Iglesia que responda más y mejor en la construcción del Reino de Dios.
El próximo ocho de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, celebramos los 300 años de la presencia misionera en Concepción (Santa Cruz). Damos gracias a Dios por esta labor al servicio del Reino de Dios, como testimonio de evangelización y de inculturación del Evangelio en nuestras tierras chiquitanas. También celebramos 50 años de Hermandad con las Iglesias de Treveris y Hildesheim, de Alemania, como camino y
experiencia de comunión eclesial.
En este espíritu de Misión Permanente, de conversión, y de profunda esperanza gozosa en la venida del Señor, hemos revisado nuestras estructuras de servicio al Pueblo de Dios. La re-estructuración de los organismos de la Conferencia Episcopal Boliviana responde, de esta forma, a un espíritu de compromiso de Evangelización, de Comunión Eclesial y de romoción Humana, para llevar adelante el mensaje y la tarea que el Señor nos ha encomendado.
Vivamos con gozo nuestra vocación cristiana
Estamos en un tiempo de espera del Señor, propicio para la purificación y la búsqueda de comunión. La Misión Permanente que está moviendo nuestros pasos, la invitación del Papa Benedicto XVI en este año dedicado al Sacerdote, exige a todos, pastores y fieles, vivir en profundidad la vocación bautismal.
Sacerdotes y fieles que hacen de su vida un sacrificio, una acción de gracias al Padre por todo lo que han recibido; asimismo, profetas capaces de anunciar la esperanza de la Buena Nueva, así como de denunciar las injusticias y los caminos que llevan al mal.
Pidamos que la intercesión de la Inmaculada Concepción de María, que celebramos en el tiempo del Adviento, nos prepare a celebrar la venida del Señor confiados en su misericordia.
Cochabamba, 25 de noviembre de 2009.
Los Obispos de Bolivia