CIUDAD DEL VATICANO, lunes 30 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- El plan de reducción de armas en Suramérica, la defensa de la vida, los principios cristianos, así como el compromiso para erradicar la pobreza brindando los bienes esenciales para la dignidad, fueron los temas que tocaron el Papa Benedicto XVI y el presidente peruano Alan García Pérez durante una reunión de media hora que se desarrolló esta mañana en la sala Tronetto en el Vaticano.
«Bienvenido, presidente», le dijo en español el Papa. García le dio las gracias, a la vez que le besó el anillo y se inclinó.
Luego le regaló un gran bufanda en lana de vicuña, de color marrón claro. Cuando se la entregó le aseguró que se trata de “Una lana muy fina, para cuando haga frío en Roma y usted se la ponga”. El Papa le dio las «gracias» en español y le entregó la medalla en oro de su pontificado.
Una vez terminado el encuentro, el mandatario, en declaraciones a un pequeño grupo de periodistas enfrente de la Plaza San Pedro, recordó su último encuentro con el Papa, hace 22 años, durante su primer mandato como presidente (1985 – 1990), cuando el entonces cardenal Ratzinger visitó su país siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
García se refirió al tema del aborto el Perú, donde actualmente se debate una reforma del código penal para que éste sea despenalizado en casos de embarazos productos de violación e incesto y por malformaciones fetales graves. “No estamos en favor de las tendencias abortistas que existen en el mundo”, indicó.
Menos armas
Durante la reunión privada con el Papa, el presidente García le expuso su proyecto de reducción de las compras de armas para asegurar una unión suramericana.
Señaló que si los países latinoamericanos disminuyen a la tercera parte la compra de armas “tendríamos más de 130 mil millones de dólares para reforestar el mundo, defender la Amazonía, para preparar a los países más amenazados por el cambio climático y para hacer los gastos necesarios para reducir las emisiones de los gases del efecto invernadero”.
García Pérez indicó que en encíclica Caritas in veritate ha encontrado importantes bases para su plan de desarme: “Él (El Papa), ha dicho que si bien las armas resultan lamentablemente necesarias porque siempre hay peligro de una agresión, éstas deben ser siempre defensivas”.
“Por principio no pueden ser ofensivas, destructoras porque entonces los países pasan a ser amenazantes o imperialistas”, señaló el mandatario. “Nosotros hemos recogido ese concepto de la Caritas in Veritate, planteándole a la Unión de Naciones Sudamericanas que si de verdad quiere ser unión, tiene que limitar sus gastos bélicos porque si nos llamamos hermanos, ¿para qué compramos armas contra nuestros hermanos?”.
Uno de los periodistas le preguntó si la Santa Sede apoyaría su proyecto de desarme a lo que el mandatario respondió: “Yo no puedo hablar en nombre de la Santa Sede, todavía no estoy tan cerca de Dios”.
Sin embargo aseguró que espera contar con la ayuda de las conferencias episcopales en su continente para, “tener un poderoso impulso que le diga a los políticos y que enseñe a los pueblos que si se quiere erradicar la pobreza no hay que dispendiar el dinero comprando submarinos atómicos ¿cómo se les ocurre? No tiene ninguna lógica y creo que hay que terminar con ese doble discurso”.
El mandatario llegó a la Santa Sede acompañado de los ministros de Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaunde; y de Defensa, Rafael Rey; así como del secretario general del Despacho Presidencial, Luis Nava.
También estaban con él el embajador del Perú ante la Santa Sede, Alfonso Rivero Monsalve; el cónsul general del Perú en Roma, Amador Velásquez; y el encargado de negocios de la embajada de Perú en Italia, Félix Denegri.
El encuentro, según precisó el jefe de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi S.I, se desarrolló en un ambiente de «cordialidad» en el que se realizó «un intercambio fructuoso de opiniones sobre asuntos referentes a la actual situación internacional, especialmente en la región».
García concluyó su diálogo con los periodistas manifestándoles su admiración por el Pontífice: “su inteligencia está incólume, hábil y rápida y comprensiva. Su estado físico es maravilloso, perfecto. Y expresó su deseo de tenerlo “algún día por Suramérica y el Perú”.
Por Carmen Elena Villa