CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 4 diciembre 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI constató lo mucho que une a católicos y ortodoxos, así como la necesidad de un testimonio común evangelizador, al recibir este viernes a Su Beatitud Anastas, arzobispo de Tirana, Durrës y Albania entera.
Al dar la bienvenida a su huésped, el Papa recordó la ferocidad del régimen comunista albanés, que persiguió a ortodoxos y católicos en el siglo XX, y constató que la caída de ese régimen ahora «ha abierto el camino a la reconstrucción de las comunidades católicas y ortodoxas».
En el territorio nacional albanés los ortodoxos son el 10% de la población, mientras que los católicos son el 10%. El resto de la población es sobre todo musulmana.
El pontífice alentó la labor de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Albania, que desde que recobró la libertad, participa activamente en el diálogo teológico internacional entre católicos y ortodoxos.
«Vuestro compromiso en este ámbito refleja felizmente las relaciones fraternas entre ambas comunidades en vuestro país y ofrece inspiración a todo el pueblo albanés, mostrando cómo es posible para los seguidores de Cristo vivir en armonía», aseguró el Santo Padre.
«Por eso –añadió–, hacemos muy bien en subrayar los elementos de fe que comparten nuestras Iglesias: la profesión común del credo niceno-constantinopolitano, el bautismo común para la remisión de los pecados y para la incorporación en Cristo y en la Iglesia, el legado de los primeros Concilios Ecuménicos, la comunión real, aunque imperfecta que ya compartimos, y el deseo común y los esfuerzos de colaboración para construir sobre los cimientos de lo que ya existe».
Por este motivo, el Papa aseguró al arzobispo Anastas que la Iglesia católica «hará todo lo posible para ofrecer un testimonio común de hermandad y paz y para perseverar junto a vosotros en el compromiso renovado para la unidad de nuestras Iglesias».
