BELÉN, miércoles 23 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Con motivo de la Navidad, la Custodia de Tierra Santa invita a dirigir un pensamiento especial a la comunidad cristiana de Belén, sobre todo a los niños y los ancianos.

“La pobreza del nacimiento de Cristo en Belén, además de objeto de adoración para los cristianos, es también escuela de vida para toda persona”, recuerda la Custodia franciscana, citando las palabras del Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2009.

Y continúa indicando que esa pobreza “nos enseña que para combatir la miseria, tanto material como espiritual, el camino a seguir es el de la solidaridad, que ha llevado a Jesús a compartir nuestra condición humana”.

“Un gesto de ayuda, aunque sea simbólico, es una ocasión para todos para vivir la experiencia de Francisco de identificación con la pobreza del nacimiento de Jesús y de su ejemplo para nosotros”, añaden los religiosos franciscanos.

También explican que con las ofrendas recogidas, se sostienen, en coordinación con la parroquia franciscana de Santa Catalina de Belén y bajo la supervisión de la Custodia de Tierra Santa, dos iniciativas de apoyo a los niños y los ancianos.

“La complicada situación política y económica -advierten- afecta fuertemente a los más débiles y pone cada vez más en peligro la supervivencia de la comunidad cristiana”.

“Muchas familias están sin ingresos, con graves problemas sobre sus hombros, y tienen dificultades para cuidar a los niños y a los ancianos -añaden-. Se hallan cada vez más casos de abandono”.

El proyecto “Una ayuda para los más pequeños”, recuerdan los organizadores, “quiere favorecer la madurez personal y social de los niños y adolescentes en dificultades”

Muchos niños y adolescentes “no reciben una educación adecuada” y se encuentran a menudo con “problemas de aprendizaje causados por un ambiente familiar violento y especialmente duro”.

La situación se hace todavía más difícil por el hecho de que en los territorios de la Autonomía Palestina “no existe ningún tipo de asistencia médico-sanitaria pública”.

“Los tratamientos relacionados con cualquier tipo de enfermedad van a cargo de las familias, que no reciben más ayuda que la de la parroquia”, explican.

“En caso de que se diagnostiquen importantes enfermedades (···) y tratamientos gravosos económicamente -afirman-, el párroco, verificada la seriedad y urgencia de la necesidad, busca ayuda financiera dirigiéndose a la Custodia de Tierra Santa y a colaboradores privados sensibilizando a las comunidades locales y a la internacional”.

El objetivo del proyecto es “apoyar las “piedras vivas” más frágiles, es decir, los niños pobres, en ese lugar tan especial de Tierra Santa, justamente donde Dios se ha hecho hombre”.

Igualmente, la Custodia de Tierra Santa trabaja para mejorar la situación de las personas de edad más avanzada, recordando que “Belén también es anciana”.

“Cuando uno piensa en Belén, piensa en primer lugar que es el lugar donde nació Jesús. Piensa en tantos niños que han nacido y continúan naciendo aquí, en esta tierra santa tan difícil y llena de contradicciones”, afirman.

“Pero Belén no es sólo un lugar de nacimiento, es también un lugar donde la gente crece, se convierte en adulta y por qué no, a veces envejece”, añade el texto.

La Custodia, a través del párroco y de los hermanos presentes en Belén, “desea apoyar a las familias para que puedan cuidar a los ancianos y apoyar el trabajo de la Sociedad Antonina de Belén, que, desde el 1913, trabaja intentando servir a los más pobres y a los menos favorecidos”.

En 1942, recuerda, se fundó una casa para ancianos en la que hoy cinco hermanas de varias nacionalidades llamadas “Gianelline” dedican todas sus energías a acoger a los ancianos o a los que parte de la sociedad demasiado a menudo olvida”.

“Pero la comida, las medicinas, el agua, la electricidad, todo tiene un coste también aquí -recuerdan-. La mayor parte de estos ancianos no tiene una familia y por tanto la factura en teoría pedida no la paga nadie”.

“La única esperanza, por tanto, para estos ancianos, y para los que han decidido dedicar a ellos la vida, es la Providencia”, afirman.

“Con los fondos recogidos se desea afrontar las emergencias más inmediatas relacionadas principalmente con la adquisición de aparatos médicos y medicinas, además de asumir los costes de las intervenciones en hospitales y los posteriores tratamientos médicos”.

Del mismo modo, se quiere ampliar la estructura, poniendo en marcha también una casa para hombres ancianos.

Actualmente, la estructura está casi terminada del todo. Para acoger a los primeros residentes hay que proceder a la adquisición de “pequeños muebles, colchones, camas, equipos médicos y artículos de primera necesidad”.

Para más información y para conocer el modo de hacer donaciones: www.proterrasancta.org