GINEBRA, domingo, 6 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Frente a una situación económica y financiera que afecta sobre todo a los grupos de poblaciones más desfavorecidos, es necesario un sistema de comercio basado en la justicia social.

Lo afirmó el arzobispo Silvano Maria Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, al intervenir en la Conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), celebrada del 30 de noviembre al miércoles 2 de diciembre en la ciudad suiza.

Durante esos días, ministros de 139 países miembros del organismo hicieron balance del estado de las negociaciones para un acuerdo mundial sobre la liberalización del comercio.

"La actual crisis económica --observó el prelado, como informa Radio Vaticano-, observando que "todo país tiene derecho a definir su propio modelo económico".

Y ello debe darse "en el ámbito de una inclusiva y equitativa globalización", en la que "la solidaridad, la inversión, la transferencia de tecnología, la capacidad de construir y el intercambio de conocimientos sean medios al servicio de un desarrollo" "basado en la centralidad de la persona".

En este sentido, exhortó a reconocer que todo ser humano tiene una dignidad y el deseo de libertad y de cumplir sus aspiraciones, también en los procesos económicos.

Por eso, el mercado debe estar dirigido al "bien común", respondiendo también y sobre todo a las necesidades de los más pobres, que en el mundo ascienden a mil millones.

Para lograr ese objetivo, concluyó, es por tanto necesario "un paso decisivo hacia un sistema de comercio basado en el principio de la justicia social".