MADRID, viernes, 4 diciembre 2009 (ZENIT.org).- La cultura española pierde si se destierra el crucifijo de lugares públicos como la escuela, han explicado voces representativas católicas, después de que este jueves el Congreso de los Diputados aprobara una proposición para instar al Gobierno a la retirada de los crucifijos de las escuelas

El presidente de la Conferencia Episcopal Española y cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, recordó que la democracia funciona "con la libertad y no con la imposición", según informa Análisis Digital.

Advirtiendo que "se les priva a las familias y a los niños españoles en las escuelas del Estado el poder ver el signo más fundamental y característico de la fe", el presidente del episcopado español mostró su confianza en que la decisión del Congreso --a propuesta de ERC y apoyada por PSOE y BNG-- "no se lleve a efecto".

Según advirtió, el crucifijo "no es un signo sólo religioso sino un signo de un humanismo que ha hecho transpirar al mundo entero con valores fundamentales como el perdón, la misericordia o dar la vida" pero, lo que más preocupa al arzobispo de Madrid es la forma en la que se ha tomado la decisión pues "la democracia funciona con la libertad, no con la imposición, facilitando que puedan ser ejercidos los derechos y no limitándolos, no restringiéndolos".

A este propósito, añadió que "si estos criterios no los olvida la mayoría, después de los partidos que lo han hecho sobre todo el PSOE, quedaremos ahí a nivel de comisión".

"Eso --agregó-- es lo que yo espero y pido que sea así".

"Respeto, no vacío"
En la misma línea se pronunció el obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blázquez, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, quien reiteró que el crucifijo "es un signo religioso, de nuestra historia y de nuestra cultura".

"Tenemos que acoger nuestra historia, no es bueno que una sociedad olvide su historia, y además dos veces milenaria", dijo.

En este sentido, expuso que "la solución para la convivencia de una sociedad plural es el respeto y no el vacío".

Monseñor Jesús Sanz, recientemente nombrado por el Santo Padre arzobispo de Oviedo, en declaracioens a la Cadena COPE constató que "desde el Gobierno se pretende ir barriendo y erradicando la presencia del mundo religioso y del cristiano y católico en particular"

El arzobispo electo ve en este debate una cortina de humo para no ver los problemas que vive el país: "el diario vivir, malvivir y sobrevivir de las personas".

De este modo, denunció, se promueve "un diseño que pretende desmontar una historia: la idiosincrasia de un pueblo que en su larga historia ha convivido con el crucifijo y ha hecho, de este símbolo, la representación de la libertad, de la entrega y de una autoridad moral que algunos tanto adolecen".

Oposición de los educadores

Por su parte, las asociaciones que reúnen a las escuelas de orientación católica, la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE) y CONCAPA, han afirmado que si el Gobierno tiene pensando incluir a los centros concertados religiosos entre los que les obligue en la futura ley de Libertad Religiosa a retirar los crucifijos de sus aulas, se encontrarán con un muro en frente.

Los centros religiosos se oponen a la moción de retirar los crucifijos de las aulas de inconstitucional porque viola claramente la libertad de educación.


Libertad religiosa en juego
Por otra parte, el Observatorio por la Libertad en la Educación y el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia coincidieron en señalar que esta medida aprobada por el Congreso constituye una violación de los derechos de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones.

El presidente del Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia, Pablo Molinero, lamentó que "tal y como están las cosas, el Gobierno sólo se preocupe por los crucifijos cuando esto debería ser su última preocupación, puesto que no existe una demanda social al respecto".

Asimismo, Molinero argumentó algunas de las razones por las que, a su juicio, no es "adecuado" retirar los crucifijos de las aulas en los colegios e institutos, entre las que destacó que tener crucifijos es las aulas de debe a que "así lo quieren los Consejos Escolares de las escuelas, máximos representantes de la voluntad de padres y profesores" y porque "la cruz es un símbolo de paz, de amor y de sacrificio por los demás".

Por su parte, el coordinador del Observatorio por la Libertad en la Educación (OLE), Carlos Seco, dijo que esta iniciativa supone "la puesta en escena de la intolerancia ideológica totalitarista de sus promotores" y un "grave atentado a la libertad de ideario y de oferta educativa de los centros" educativos, así como a la "libertad y la autonomía pedagógica de los Consejos escolares".

Contradicciones

Alfredo Dagnino, presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y de la Fundación San Pablo CEU, ha advertido que el camino seguido por el Gobierno constituye "la semilla de un Estado totalitario".

A su juicio, los que han aprobado la propuesta son los que insertan una asignatura como Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos (EpC) que "viola el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos". "Resulta paradójico que utilicen el mismo argumento para retirar los crucifijos de los colegios", agregó.