CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 6 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI hizo un llamamiento a la purificación de todos los miembros de la Iglesia, en este período de Adviento que prepara la Navidad, al rezar este domingo la oración mariana del Ángelus.
«La Iglesia tiene necesidad continua de purificación, porque el pecado acecha a todos sus miembros», reconoció dirigiéndose desde la ventana de su estudio a los miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«En la Iglesia tiene lugar siempre una lucha entre el desierto y el jardín, entre el pecado que reseca la tierra y la gracia que la riega para que produzca frutos abundantes de santidad», añadió.
Por este motivo, en este tiempo de Adviento, invitó a los bautizados a dejarse «guiar por la Palabra de Dios» para «‘allanar’ nuestros caminos», como exhortaba en el Evangelio de ese domingo (Cf. Lucas 3,1-6) san Juan Bautista.
El pontífice explicó el pleno significado de la Palabra de Dios, que en ocasiones tiende a reducirse a la palabra escrita en un libro.
«La Palabra de Dios es el sujeto que mueve la historia, inspira a los profetas, prepara el camino del Mesías, convoca a la Iglesia», aclaró el pontífice.
«Jesús es la Palabra divina que se hizo carne en el seno virginal de María: en Él, Dios se reveló plenamente, nos ha dicho y dado todo, abriéndonos los tesoros de su verdad y misericordia», concluyó.