ROMA, lunes 7 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- El Reino de Bélgica ha ofrecido este año el árbol de Navidad de la plaza de San Pedro del Vaticano.
El abeto procede del bosque de las Ardenas, situado en una frondosa zona natural especialmente protegida.
Lo que se recaude de la venta de unas esculturas realizadas con madera de ese árbol se destinará a los pobres.
Se trata de un árbol centenario de treinta metros de altura, siete metros de diámetro y 2,65 metros de circunferencia, que pesa catorce toneladas.
Se ha colocado a la derecha del obelisco, este viernes por la tarde. Se decorará de blanco y oro, los colores del Vaticano, y se iluminará el 18 de diciembre.
Este árbol, indica un comunicado de la Santa Sede, iba a ser talado, con otros del mismo bosque, para permitir el crecimiento de otros árboles y plantas cercanas.
Su madera se utilizará también para realizar unas esculturas que se venderán para recaudar dinero para los pobres.
La tradición de colocar el árbol de Navidad y el Nacimiento -todavía en construcción- en la plaza de San Pedro se remonta al año 1982.
Fue Juan Pablo II quien sugirió que se colocara la representación del misterio de Belén, siguiendo el espíritu del Nacimiento realizado por san Francisco de Asís en 1223.
Desde hace 27 años, diferentes regiones de Italia y de Europa se turnan para ofrecer el árbol que acoge a los miles de peregrinos que llegan a la plaza de San Pedro entre Navidad y el día de Reyes.
Benedicto XVI ha seguido esta tradición y ha destacado el valor de la tradición de los Nacimientos y los árboles de Navidad, afirmando que «el belén no es sólo un elemento de «espiritualidad», sino también «de la cultura y del arte».
En cuanto al Nacimiento de la plaza de San Pedro, está compuesto por nueve personajes de antiguos orígenes, que formaban parte de un Nacimiento preparado por san Vicente Palotti en 1842 en la iglesia romana de San Andrés del Valle (Sant’Andrea della Valle), situada en el corazón de Roma.
A estas figuras de la Sagrada familia, se añadieron después otros ocho personajes para enriquecer el conjunto, particularmente una familia tradicional polaca.
Tradicionalmente, el belén se inaugura el 24 de diciembre y permanece en la plaza de San Pedro hasta el 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén.