CIUDAD DEL VATICANO, lunes 7 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha aclarado que la laicidad no significa renunciar o desterrar todo elemento trascendente en la educación, en particular en las escuelas públicas.
El pontífice, si bien no entró en la polémica de la presentación de los crucifijos en las escuelas públicas, afrontó el argumento de fondo al recibir este sábado a los obispos de las regiones Sur 3 y Sur 4 de la Conferencia Episcopal de Brasil.
Según dijo el Papa a los prelados, «una sana laicidad de la escuela no implica la negación de la trascendencia, y ni siquiera una mera neutralidad frente a aquellos requisitos y valores morales que constituyen la base de una auténtica formación de la persona, incluyendo la educación religiosa».
En este contexto, el obispo de Roma afrontó también la función social que ejerce la escuela católica, que «no puede concebirse ni vivir separada de las demás instituciones educativas».
«Está al servicio de la sociedad –aclaró–: desempeña una función pública y un servicio de pública utilidad que no está reservado sólo a los católicos sino abierto a todos aquellos que desean beneficiarse de una propuesta educativa calificada».
Según el Santo Padre, «el problema de su equiparación jurídica y económica con la escuela estatal sólo se planteará correctamente si comenzamos por el reconocimiento del papel primario de las familias y del subsidiario de las demás instituciones educativas».
Basó su propuesta en el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, cuando dice: «los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos».
«El compromiso de siglos de la escuela católica apunta hacia esta dirección, impulsado por una fuerza aún más radical, es decir, por la fuerza de que hace de Cristo el centro del proceso educativo», indicó.
Al inicio del encuentro, monseñor Murilo Sebastião Ramos Krieger, arzobispo de Florianópolis y presidente de la Conferencia Episcopal Regional Sur 4, constató que en su país la labor educativa de la Iglesia tiene lugar «en un mundo macado por el relativismo y el individualismo», como sucede en otras naciones occidentales.
Puede leerse el discurso íntegro del Papa en la sección de documentos de ZENIT.