CIUDAD DEL VATICANO, viernes 18 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Creyentes y no creyentes aplican un test de credibilidad a todo sacerdote, explicó este viernes el predicador de la Casa Pontificia a Benedicto XVI y sus colaboradores: ¿cree en lo que dice y en lo que celebra?

Por este motivo, el padre Raniero Cantalamessa, O.F.M. Cap., en la tercera y última meditación de Adviento que pronunció en la capilla "Redemptoris Mater" del Vaticano, propuso a los presbíteros que en este año sacerdotal aprendan e imiten la fe de María.

"Lo que los fieles captan inmediatamente en un sacerdote, en un pastor, es si 'se lo cree', si cree en lo que dice y en lo que celebra. Quien busca en el sacerdote ante todo a Dios, se da cuenta enseguida; quien no busca en él a Dios, puede ser fácilmente engañado e inducir a engaño al mismo sacerdote, haciendo que se sienta importante, brillante, al ritmo de la moda, cuando en realidad es 'bronce que suena y címbalo que retiñe'", constató.

"Incluso quien no cree se acerca al sacerdote con un espíritu de búsqueda, entiende enseguida la diferencia", añadió el predicador.

"Lo que le pondrá saludablemente en crisis, no son en general las más cultas discusiones sobre la fe, sino encontrarse ante uno que cree verdaderamente con todo su ser. La fe es contagiosa. Uno no se contagia sólo escuchando hablar de los virus o estudiándolos, sino entrando en contacto con él: así es la fe", aseguró.

El predicador se convirtió en portavoz de los sentimientos de muchos creyentes, en particular sacerdotes, que se lamentan en oración con Dios "porque la gente abandona la Iglesia, no sale del pecado, porque hablamos, hablamos..., y no sucede nada".

Eso mismo les sucedió a los apóstoles, recuerda Cantalamessa, quienes intentaron expulsar el demonio de un pobre muchacho, pero sin conseguirlo. Después de que Jesús en persona expulsara al demonio del chico, se acercaron a Jesús retirándose aparte y le preguntaron: "¿Por qué nosotros no hemos podido echarle?" Y Jesús respondió: "Por vuestra poca fe" (Marcos 17, 19-20).

Y María, según el predicador, es un modelo de fe para todo sacerdote, especialmente cuando pronunció su "hágase" ("amén", en hebreo, según una interpretación del predicador) al enviado de Dios que le propnía ser la madre del Mesías.

Ser madre antes de estar casada suponía, según el libro bíblico del Deuteronomio, la lapidación, y María era perfectamente consciente de este riesgo al dar su sí a Dios.

Por este motivo, el padre Cantalamessa propone a los sacerdotes del mundo hacer lo que hizo el escritor italiano Carlo Carretto (1910-1988), quien en sus años del desierto en el norte de África, vio lo que le sucedió a una muchacha tuareg que quedó encinta antes de casarse: le cortaron la cabeza.

Carretto "volvió a pensar en María, en las miradas despiadadas de la gente de Nazaret, en los guiños, comprendió la soledad de María, y esa misma noche la escogió como compañera de viaje y como maestra de su fe", concluyó el padre Cantalamessa.

En las otras dos meditaciones de este Adviento, el capuchino ha propuesto a los sacerdotes ser "Ministros de la nueva alianza del Espíritu" y "Siervos y amigos de Jesucristo".

Por Jesús Colina