JERUSALÉN, martes 22 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el mensaje de Navidad de este año del Patriarca Latino de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal, que presentó él mismo hoy en rueda de prensa.
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Doy la bienvenida a todos los periodistas reunidos hoy, y os doy las gracias por el hermoso pero difícil trabajo que efectuáis. Cumpliendo vuestro trabajo, es la verdad lo que vosotros buscáis y servís. Numerosos periodistas han pagado y pagan todavía con su persona su compromiso por la verdad. La información no es neutral. Ella tiene una real dimensión ética. Informando a los lectores de lo que pasa en el mundo, los formáis para que se hagan una idea objetiva de los sucesos y para formarse un juicio moral. ¡Gracias y bienvenidos!
Navidad nos acerca. En esta oportunidad, deseo Paz y Gracia a todos los habitantes de esta Tierra Santa: palestinos e israelíes, cristianos, musulmanes, judíos y drusos. Envío igualmente mis saludos a nuestros fieles de Jordania y Chipre, quienes forman parte, ellos también, de la Diócesis de Jerusalén. El Nacimiento de Cristo nos invita a meditar sobre los valores de la paz, la esperanza, el amor, la condivisión, la hospitalidad, la compasión y la dignidad humana.
1. Nuestros sueños de una Tierra Santa reconciliada parecen una utopía.
No obstante los loables esfuerzos desplegados por los políticos y los hombres de buena voluntad para encontrar una solución al conflicto en curso, nosotros todos, palestinos e israelíes, hemos fracasado en hacer llegar la paz. La realidad niega nuestros sueños. He aquí algunos ejemplos:
A. Los palestinos no tienen aún un Estado propio donde puedan vivir en paz y armonía con sus vecinos israelíes; siguen padeciendo la Ocupación, dificultades económicas, destrucción de casas en Jerusalén Oriental y divisiones políticas internas; millares de personas que viven en Jerusalén, en Gaza o en los Territorios palestinos están a la espera de poder reagrupar la familia; un año después la guerra, Gaza sufre todavía del bloqueo económico, de trabas a la libertad de movimiento, de la contaminación de su agua potable y de la polución del mar por las aguas servidas, situación que pone en peligro la salud de 1,5 millones de ciudadanos de los cuales el 50% tiene menos que 14 años de edad.
B. Él estatuto final de Jerusalén está todavía en discusión. Los numerosos cambios actuales, tendientes a hacer de Jerusalén una ciudad exclusiva, pone en riesgo de alterar la vocación de la Ciudad Santa de ser una ciudad santa para las tres religiones y los dos pueblos. Jerusalén está llamada a ser una ciudad en la cual los habitantes cohabiten pacíficamente. Desgraciadamente la Mezquita de Al-Aqsa, ha sido recientemente el teatro de enfrentamientos entre judíos fundamentalistas – que han tratado de invadir Al Haram Al Sharif – y jóvenes palestinos que quisieron defender su lugar santo. El impacto de estos sucesos desagradables no hay que subestimarlo.
C. Los israelíes viven en un gran miedo, lo que les impide que tomen decisiones audaces para poner fin al conflicto. El Muro de Separación es una manifestación concreta de este miedo. Por otra parte, esperamos ardientemente que el intercambio de prisioneros israelíes y palestinos se lleve a cabo, el mismo dará razones para creer en el éxito posible de otras buenas iniciativas. El retraso tomado en este asunto nos desilusiona mucho.
2. No obstante nuestra esperanza permanece siempre viva. La esperanza es la «capacidad de ver a Dios en medio de las dificultades. Ella nos anima a cambiar la realidad en la cual nos encontramos. Esperar significa no ceder al mal, sino, por el contrario, de hacerle frente» (Documento Kairos Palestina, 2009). No todo es desesperación en Tierra Santa. He aquí algunos signos positivos:
A. El congelamiento parcial de la construcción de colonias y la supresión de más que cincuenta puntos de controles en Cisjordania. Esta decisión de la Armada israelí ha notablemente mejorado la libertad de movimiento de los palestinos, así como la situación económica. Esto no es suficiente, pero es un paso adelante. Esperamos que se seguirán otros bien pronto. Por otra parte, los palestinos manifiestan cada vez más su resistencia de manera no violenta, lo que representa un hermoso progreso.
B. La generosidad de la comunidad internacional. El apoyo económico de la comunidad internacional es un gran signo de solidaridad. Después de la guerra de Gaza, Gobiernos, Iglesias y personas particulares han realizado una cadena de solidaridad. Agradecemos a todos los donantes y les aseguramos nuestras oraciones en este tiempo de Navidad.
C. La visita del Santo Padre en mayo del 2009. El Papa Benedicto ha sido bien recibido en Jordania, en Israel y en Palestina. Un gran agradecimiento vaya para los Gobiernos de los tres países. El ha venido aquí como peregrino de la paz y de la reconciliación. «¡Nunca mas efusión de sangre! ¡Nunca más combates! ¡Nunca más terrorismo! ¡Nunca más guerra! Al contrario, quebremos el círculo vicioso de la violencia.» Nosotros podemos agregar: – ¡Nunca más antisemitismo, islamofobia, miedo y odio! Los diferentes discursos, homilías, encuentros y gestos del Santo Padre han tenido por fin el de promover el diálogo interreligioso y ecuménico, la reconciliación y la justicia, y en dar ánimo a la comunidad cristiana a fin que permanezca en Tierra Santa y para que tome parte activa en la vida del país. Hoy todavía nosotros continuamos a cosechar los frutos de su visita:
a. La venida masiva de peregrinos. Según el Ministerio israelí de Turismo, en el curso del solo mes de octubre pasado, 330000 peregrinos han visitado Tierra Santa. En número de visitantes, el año 2009 igualará al año 2000 que, con 2,7 millones de peregrinos, posee el record en la historia de las peregrinaciones.
b. La construcción en Belén de una nueva Clínica Pediátrica Benedicto XVI, financiada principalmente por la Fundación Juan Pablo II y por diversas instituciones católicas y civiles italianas.
c. La Universidad de Mádaba, en Jordania, de la cual el Papa Benedicto XVI ha bendecido la Piedra Fundamental durante Su Visita. Con este proyecto queremos contribuir a ofrecer una educación de excelencia, como ya hemos intentado de hacerlo en la Universidad de Belén.
d. La construcción en Jerusalén de un complejo residencial para 72 matrimonios jóvenes. Jerusalén Oriental sufre una grave penuria de alojamientos; es siempre difícil obtener los permisos de construcción; los trabajos son costosos. Este proyecto piloto está destinado a inspirar los siguientes.
e. La decisión intrépida de Benedicto XVI de convocar un Sínodo para Medio Oriente. Sínodo que tendrá lugar en octubre de 2010. Esto nos dará la ocasión de concentrarnos de nuevo sobre los grandes desafíos con los cuales las Iglesias se confrontan en Medio Oriente.
f. La Beatificación de la Hermana María Alfonsina, fundadora de las Hermanas del Rosario. Este gran acontecimiento significa que lo fieles, llenos de alegría y orgullo, pueden encontrar en ella un modelo de virtudes heroicas y sentirse apoyados por su intercesión. Hago notar el hecho que esta religiosa ha nacido en Jerusalén, a algunos metros solamente del Patriarcado Latino. Ella ha servido también en diferentes parroquias de Tierra Santa y en Jordania. Ella es un modelo a imitar. Nosotros celebraremos su fiesta cada año, el 19 de noviembre.
Conclusión. El regalo que nosotros más deseamos, más que el dinero y la riqueza, es el de la paz. Este es el deseo de todos los habitantes de esta Tierra, israelíes y palestinos. La paz es un don de Dios para los hombres de buena voluntad. Tenemos que merecerlo. Sabemos que hay muchos hombres y mujeres de buena voluntad entre los israelíes y los palestinos. Rezamos a fin que un día la hermosa visión de Isaías llegue a ser una realidad: «Sucederá al fin de los
tiempos, que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. (…) Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra.» (Is. 2, 2-5).
¡Les deseo una Feliz Navidad y un santo año nuevo a todos vosotros!
+ Fouad Twal, Patriarca