MEXICO, D.F martes 22 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- Para el arzobispo de Ciudad de México, cardenal Norberto Rivera, “una unión formal entre personas del mismo sexo será todo, pero jamás un matrimonio, y desde los valores cristianos siempre será inmoral”
Así lo dio a conocer en declaraciones a la prensa luego de que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (de mayoría izquierda), equivalente al Congreso local de la capital mexicana, aprobara ayer por 39 votos a favor, 20 en contra y cinco abstenciones, la unión matrimonial civil entre homosexuales.
Las parejas de un mismo sexo podrán acceder así a derechos como la unión patrimonial para obtener créditos bancarios, herencia, acceder a beneficios del seguro social y adoptar niños, uno de los puntos que ha causado más polémica en la discusión de esta asamblea.
De esta manera el Distrito Federal se convierte en la primer ciudad de América Latina en permitir este tipo de uniones.
Desde hace dos años Ciudad de México reconoce los derechos de las parejas homosexuales mediante una «ley de convivencia», aunque con ciertas restricciones respecto a las parejas heterosexuales.
El cardenal Rivera aseguró que «no existe ningún fundamento racional o ético para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia».
No es discriminar
No obstante, aclaró el purpurado que la oposición a los matrimonios homosexuales no es una discriminación sino “reconocer y defender al matrimonio como institución esencialmente heterosexual”.
«Nuestros niños y jóvenes corren un gravísimo riesgo, al ver como normales este tipo de uniones, y pueden entender equívocamente que las diferencias sexuales son un simple tipo de personalidad”, indicó el cardenal, diciendo que así se deja de apreciar la dualidad de la sexualidad humana “que es condición de la procreación y, por tanto, de la conservación y desarrollo de la humanidad”.
El arzobispo de Ciudad de México señaló que no veía mucho futuro en este tipo de uniones, debido a que “son pocas las personas homosexuales que desean unirse bajo este esquema con su pareja, lo cual se puede observar en los países que ya cuentan con esta ley, y en los que se aprecia una tendencia a la baja en el número de uniones de esta índole».
También confió en que la aprobación de esta ley “sea el antídoto para que en los demás estados de la República no sigan este perverso ejemplo” y exhortó a los fieles laicos se comprometan “ por cauces legales, estos atropellos contra la sociedad misma y sus valores más preciados».
«Los actos homosexuales, en efecto, cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual”, subrayó el purpurado.
El alcalde de la Ciudad de México Marcelo Ebrard, quien se ha manifestado proclive a la iniciativa, deberá promulgar la nueva reforma del Código Civil.
De ser así las primeras bodas podrían celebrarse en febrero o marzo, cuando se cumpla el plazo legal para que se publique la ley.