Cristianos en Iraq: si la vida se hace imposible, sólo queda la emigración

Las difíciles condiciones de vida en el norte kurdo les obligan a abandonar el país

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KIRKUK, viernes 8 de enero de 2010 (ZENIT.org).- En Iraq, muchos cristianos que vivían en el sur se refugiaron el el norte kurdo esperando encontrar mejores condiciones de vida, pero ante las enormes dificultades que deben afrontar se ven cada vez más obligados a abandonar definitivamente el país.

El arzobispo Louis Sako de Kirkuk explicó a la asociación caritativa internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que los escasos suministros de electricidad y la falta de agua potable, escuelas, trabajo y asistencia sanitaria en el Kurdistán aumentan la emigración cristiana de Iraq.

Según el arzobispo de Kirkuk, los refugiados cristianos están cansados de esperar a que mejore la situación para volver a sus casas.

“Los cristianos dejaron sus casas y propiedades y llegaron a estas zonas seguras en la esperanza de volver pronto a casa. Pero ya han pasado seis años. Necesitan establecerse, no tienen trabajos, ni escuelas, y tienen grandes problemas con el idioma”.

Además, el invierno es muy duro en esta región del país, y los pueblos de los refugiados, construidos por el gobierno local, no tienen casi electricidad ni agua.

Esta situación está empujando a la mayoría a abandonar definitivamente Iraq, mayormente a Siria y Jordania, y también a Turquía.

En el último censo, de 1987, los cristianos iraquíes eran 1,4 millones; hoy no llegan a 300.000. Los ataques contra los cristianos y las iglesias de la zona de Mosul, que siguen produciéndose y que han sembrado el terror también en Navidad (cfr. ZENIT, 25 de diciembre de 2009), no hacen sino empeorar la situación.

Monseñor Sako se mostró “confuso” sobre la causa de los recientes ataques de Mosul, donde tras cristianos fueron asesinados y un estudiante universitario ha sido raptado.

“¿Quién está detrás de estos ataques? – se pregunta –. No hay pruebas”.

Para el prelado, los políticos del norte del país deberían concentrarse en la crisis humanitaria y no dejarse distraer por las próximas elecciones.

“El Gobierno central y local debería defender a los ciudadanos – declara –. Ahora todos los grupos políticos están ocupados en las elecciones. Hay una verdadera lucha por el poder”.

En la ciudad mayoritariamente cristiana de Bartilla, a unos 30 kilómetros al norte de Mosul, en la llanura de Nínive, el pasado lunes 4 de enero explotó una bomba en un mercado. Según monseñor Sako, los motivos del atentado son de naturaleza política.

La explosión provocó una docena de heridos y dañó numerosas casas y varios negocios.

“Algunos ataques quieren demorar las elecciones o cancelarlas, o incluso determinar su resultado”, declara el prelado.

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ZENIT Staff

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