CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 10 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Tras unas fiestas navideñas, caracterizadas por los atentados que han sufrido varias comunidades cristianas en el mundo, Benedicto XVI ha recordado la responsabilidad de las instituciones políticas y religiosas para que estos hechos no se repitan.
Al rezar este domingo la oración mariana del Ángelus desde la ventana de su estudio, el Papa constató que «la violencia contra los cristianos en algunos países ha suscitado el desdén de muchos, en parte porque se ha manifestado en los días más sagrados para la tradición cristiana».
«Es necesario que las instituciones, tanto políticas como religiosas, no desfallezcan –lo repito– en sus propias responsabilidades», afirmó.
«No puede haber violencia en el nombre de Dios, ni se puede pensar en honrarle ofendiendo a la dignidad y a la libertad de los semejantes», concluyó.
Uno de los últimos ataques contra cristianos tuvo lugar en Egipto, en la Noche de la Navidad ortodoxa (6 de enero), en la ciudad de Nag Hamadi: un atentado terrorista provocó la muerte de seis cristianos y un guardia de seguridad musulmán.
En los últimos días iglesias han sido blanco de artefactos incendiarios en Malasia, en pleno debate sobre el derecho de los católicos a escribir la palabra «Alá», en un país mayoritariamente musulmán.
En Iraq, muchos cristianos que vivían en el sur se han refugiado el el norte kurdo esperando encontrar mejores condiciones de vida, aunque ante las enormes dificultades que deben afrontar se ven cada vez más obligados a abandonar definitivamente el país.
La Navidad de los fieles de Pakistán se ha caracterizado por el miedo, hasta el punto de que la participación en las celebraciones litúrgicas se ha reducido en un 40% respecto a lo habitual.
