CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 20 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Este miércoles, antes de llegar al Aula Pablo VI para la Audiencia general, el Santo Padre se detuvo por el camino a bendecir la estatua de Santa Rafaela María Porras y Ayllón (1850-1925), religiosa española, fundadora de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, canonizada por Pablo VI el 23 de enero de 1977.
La estatua, colocada junto a los basamentos de la Basílica Vaticana y realizada por el escultor cordobés Marco Augusto Dueñas, utilizando un bloque de mármol de Carrara de 60 toneladas, representa a la santa con una niña a sus pies, símbolo de su obra educativa.
Estuvieron presentes en la ceremonia los embajadores ante la Santa Sede de España y de Japón, la superiora general de la Congregación de las Siervas, madre Mitsuyo Fukusawa, con sus consejeras, las dieciséis provinciales y las superioras de las comunidades en Italia, junto a unos cincuenta familiares de santa Rafaela, el Alcalde y ciudadanos de Pedro Abad, lugar de nacimiento de la santa.
Tras la bendición de la estatua se celebró una Santa Misa en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana; presidió monseñor Salvatore Di Cristina, arzobispo de Monreale, con el que celebraron el vicario general de Córdoba, monseñor Fernando Cruz Conde, un sobrino nieto de la santa, el jesuita Rafael Porras y otros sacerdotes.
Al terminar la Audiencia general, Benedicto XVI dirigió un saludo especial a los 450 peregrinos llegados de toda Italia para el acontecimiento, animándoles a ser “testigos del amor misericordioso de Dios”.
La Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús cuenta actualmente con alrededor de 1.300 religiosas cuyo carisma se basa en la vivencia eucarística y se define ulteriormente a través de la misión formativa en las escuelas y colegios y en la cercanía a la pobreza y el sufrimiento; su actividad se extiende en más de veinte países de Europa, África, Asia y América.