BRUSELAS, jueves 21 de enero de 2010 (ZENIT.org).- Una liturgia profunda, una auténtica preocupación social y la promoción de las vocaciones son tres de las prioridades que ha anunciado el nuevo arzobispo de Malinas-Bruselas, monseñor André «Joseph» Léonard.
El día en que se hizo público su nombramiento, el 18 de enero, el primado de Bélgica concedió una rueda de prensa, acompañado por su predecesor, el cardenal Godfried Danneels, en la que recordó que pronto cumplirá 70 años.
«Esto significa que, a condición de mantener la buena salud que hoy tengo, no tendré más que unos cinco años para servir a esta diócesis de Malinas-Bruselas», afirmó en su encuentro con la prensa este filósofo y teólogo, que ha sido obispo de Namur durante casi 20 años.
«Ustedes podrán adivinar, por tanto, que tengo que establecer prioridades para utilizar lo más eficazmente posible los años que en principio tengo ante mí», añadió el arzobispo, quien en virtud de su nuevo cargo, según una costumbre propia de Bélgica, se convierte además en presidente de la Conferencia Episcopal y en obispo de la diócesis de las fuerzas armadas.
El prelado anunció ante todo que pretende realizar en estos años una visita sistemática a la diócesis para conocer la realidad sobre el terreno.
Tres prioridades
Hablando del eje de su futuro ministerio arzobispal primado consideró que pretende promover una de las ideas centrales que ha dejado el cardenal Danneels en sus homilías y discursos de las últimas semanas: «la importancia de una liturgia cuidada, fiel a la gran tradición de la Iglesia, digna de Dios y digna de los hombres y mujeres que participan en ella».
En sus despedidas, recordó el arzobispo Léonard, su predecesor ha deseado «que nuestra Iglesia sea cada vez más una Iglesia ‘orante’ y ‘adorante’, invitando incluso explícitamente a desarrollar la práctica de la adoración eucarística».
«Quisiera comprometerme decididamente en esta dirección», añadió.
La otra prioridad pastoral que monseñor Léonard promoverá, siguiendo el surco dejado por el cardenal Danneels, quien le consagró obispo en 1991, es la «preocupación social, especialmente en materia de vivienda. Yo querría, lo mejor que pueda, seguir sus pasos, en este campo como en otros muchos».
Monseñor Leónard planteó después como prioridad «la preocupación por las vocaciones, de todas las vocaciones», aclaró.
«El compromiso de tantos cristianos –subrayó el arzobispo políglota (habla siete idiomas)–, hombres y mujeres, en la sociedad y en nuestras parroquias y movimientos es una bendición».
«Pero tenemos también necesidad de hombres y mujeres consagrados, así como de sacerdotes y diáconos», afirmó monseñor Léonard, que como obispo de Namur ha sido conocido por el crecimiento de su seminario (en él estudian 35 de los 71 seminaristas belgas).
«Está claro que no tengo recetas para suscitar o atraer vocaciones a la vida consagrada o al sacerdocio, pero sé que el Señor nos las quiere dar y prometo hacer todo lo que pueda para responder a su voluntad».
El arzobispo ha anunciado en su página web que, con motivo de su nombramiento, ha cambiado su segundo nombre, Mutien (lo había adoptado al ser nombrado obispo de Namur), por Joseph, santo patrón de Bélgica. Monseñor André Mutien Léonard se llamará ahora André Joseph Léonard. Tomará posesión de la sede primada el próximo 28 de febrero.
Por Jesús Colina, con información de Anita S. Bourdin