VANCOUVER, viernes 22 de enero de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia en Vancouver, Canadá, se moviliza para los Juegos Olímpicos de Invierno ofreciendo su acogida e iniciativas dirigidas a los participantes. El 12 de febrero se inaugura en esta ciudad la XXI edición de la cita deportiva mundial.
“Hospitalidad radical” es el lema que el arzobispo de Vancouver, monseñor Michael Miller csb ha acuñado para describir la actitud que la comunidad cristiana debe asumir hacia todos aquellos que acudirán a la ciudad.
“La archidiócesis de Vancouver –escribe monseñor Miller en una carta de bienvenida- ha optado por vivir este tiempo bajo el signo de la hospitalidad radical”. “Queremos encontrar –añade- el modo de mostrar la presencia visible de Jesús en medio de nosotros durante los Juegos”.
En la carta de bienvenida, el prelado invita a todos a participar en la celebración del Miércoles de Ceniza y recuerda que, durante la manifestación deportiva, habrá dos lugares de acogida y de oración, uno delante del estadio y el otro en la catedral.
Todas las parroquias se implicarán en la organización de los encuentros, congresos e iniciativas de oración interconfesional.
La archidiócesis ha decidido también meterse en la red de las confesiones cristianas More than gold, para hablar a todos con una sola voz.
“Las Olimpiadas deben convertirse en una ocasión positiva para mandar mensajes y no olvidar los problemas sociales de nuestro tiempo y de esta parte del mundo”, declara al diario católico italiano Avvenire Paul Schratz, director de BC-Catholic, el semanario de la archidiócesis de Vancouver.
Dan Hahan, director de la Oficina Justicia y Paz diocesana, subraya la importancia de sensibilizar a los atletas, turistas y delegaciones “sobre los problemas de los sin techo y del tráfico de seres humanos”.
“Queremos convertirnos en el rostro de Dios para los visitantes –afirma–. La Iglesia de Vancouver ha urgido a las familias católicas a estar disponibles para albergar a los voluntarios que llegarán a la ciudad y a alquilar a precios bajos los apartamentos y las habitaciones, yendo contra tendencia con lo que sucede actualmente a causa de privados y empresas sin escrúpulos”.
Ya el 30 de noviembre de 2009, el arzobispo escribía esta carta de bienvenida a los atletas y participantes en los Juegos Olímpicos de Invierno.
En ella decía también: “¡Vancouver se ha estadio preparando para vuestra llegada durante muchos años! Además de inaugurar muchos espléndidos edificios y mejorar espectacularmente carreteras y tráfico, hemos hecho voluntariado para hacer de este evento un éxito”.
“Mientras estéis aquí, esperamos que consideréis visitar uno de los centros de la archidiócesis en el centro de la ciudad para los atletas. Uno está en la catedral del Santo Rosario y otro en nuestras oficinas en el 150 de Robson Street. Pensamos que encontraréis que estos lugares son ‘santuarios’ mientras hacéis un corte de los rigores de la competición, y esperamos que encontraréis un lenguaje común en el amor a Jesucristo”.
Tras invitarles a la celebración del inicio de la Cuaresma, les indica que pueden encontrar la situación y horarios de misas de las iglesias en el sitio de la archidiócesis: www.rcav.org.
Finalmente, desea a todos “los que vengáis a esta bella ciudad una competición satisfactoria y gratificante durante las Olimpiadas de 2010 pero espero que muchos de vosotros experimentéis la ‘hospitalidad radical’ de los habitantes de Vancouver”.
Por Nieves San Martín