CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 25 enero 2010 (ZENIT.org).- La preparación del primer Sínodo de Obispos de Oriente Medio, que tendrá lugar del 10 al 24 octubre en Roma, está permitiendo a la Iglesia realizar el mayor sondeo de carácter sociorreligioso que ha realizado en esta área.
La Secretaría General del Sínodo ha enviado a todas las diócesis de esa área las «Lineamenta» (Orientaciones), redactados por los miembros del Consejo Presinodal (ocho patriarcas, cuatro miembros de la Curia Romana, así como los presidentes de las conferencias episcopales de Turquía e Irán) para especificar los temas que constituirán argumentos para esa cumbre episcopal que será presidida por Benedicto XVI.
Y junto a los temas, que giran en torno al argumento «La Iglesia católica en Oriente Medio: comunión y testimonio. ‘La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma’ (Hechos 4, 32)», se presentan, como en todo sondeo, preguntas concretas, cuyas respuestas servirán para redactar el «Documento de trabajo» (Instrumentum laboris) que marcará la agenda del Sínodo.
A diferencia de un clásico sondeo, las preguntas enviadas en cuatro idiomas (árabe, francés, inglés e italiano) por el organismo que prepara el Sínodo no sugiere las respuestas.
Por ejemplo, el capítulo dedicado a «La Iglesia católica en Oriente Medio», que tiene lugar en un ambiente de mayoría musulmana, plantea entre otras estas preguntas: «Cómo hacer que crezca el respeto por la libertad de religión y la libertad de conciencia?».
El documento presenta uno de los desafíos más graves que experimentan los católicos con esta pregunta: «¿Qué puede hacerse para detener o hacer que disminuya la emigración de los cristianos de Oriente Medio?».
Tras el análisis de la difícil realidad política de Oriente Medio, el documento pregunta: «Nuestras iglesias, ¿se preocupan por formar a responsables cristianos para puedan contribuir en la vida social y política de nuestros países? ¿Que podrían hacer?».
El capítulo «La comunión eclesial» también plantea preguntas precisas, como por ejemplo: «La actitud de los hombres de Iglesia ante el dinero, ¿plantea problemas?».
El apartado dedicado a «El testimonio cristiano» presenta preguntas básicas pero decisivas para el futuro de la Iglesia en Oriente Medio, como son: «La catequesis, ¿prepara a nuestros jóvenes a comprender y vivir la fe?» o «¿considera que la liturgia debería ser reformulada?»
En un sínodo sobre Oriente Medio no podrían quedar afuera las preguntas sobre las relaciones con el islam y el judaísmo, que las «Lineamenta» presentan en estos términos: «¿Cómo interpretar las relaciones con el judaísmo como religión y cómo promover la paz y el final del conflicto político?, «¿Cuáles son los ámbitos en los que puede tener lugar la colaboración con los musulmanes?».
La conclusión del documento se hace portavoz de los temores de muchos católicos en esa región del planeta: «¿Por qué tenemos miedo del futuro?». El documento de hecho reconoce que entre la minoría cristiana «nuestras actitudes van desde el miedo al desaliento, incluso entre algunos pastores».
Pero el Sínodo busca dar una esperanza a los discípulos de Cristo en su tierra, motivo por el cual les pregunta: «¿Cómo encarnamos nuestra fe en la política, en la sociedad?», «¿Creemos que tenemos una vocación específica en Oriente Medio?».
Aunque los primeros y autorizados destinatarios de los «Lineamenta» sean, obviamente, los obispos y sus conferencias episcopales, sin embargo tienen plena libertad de ampliar su base de consulta.
Después de haber reunido y resumido sugerencias, reacciones y respuestas a los varios aspectos del tema de los «Lineamenta», los obispos prepararán un informe que enviarán a la Secretaría General del Sínodo para que pueda redactarse el «Documento de trabajo».
Por Jesús Colina