ROMA, martes, 6 julio 2010 (ZENIT.org).- Según el obispo sudanés Paride Taban, su país no recaerá en la pesadilla de la guerra pero necesita la ayuda de la comunidad internacional.
En declaraciones a la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), monseñor Taban, obispo emérito de Torit, afronta las preocupaciones por la creciente inestabilidad de Sudán tras las elecciones del pasado abril.
En su opinión, la gente está decidida a desempeñar su propio papel en el referéndum de enero próximo, que decidirá sobre la eventual independencia del Sur del país.
El obispo Taban afirma que su esperanza en la paz ha sido animada por los comentarios de Salva Kiir, presidente del semiautonómico Sudán del Sur, que parece haber excluido la posibilidad de una vuelta a la violencia.
«La gente de Sudán del Sur parece más madura de lo que muchos piensan», subrayó el prelado.
Refiriéndose a la fase de transición, tras el Acuerdo Global de Paz de enero de 2005, entre el Norte y el Sur del país, el obispo comentó que «incluso durante aquél breve periodo [la gente] afrontó muchos desafíos pero nunca se produjo una guerra difusa».
De todos modos, el obispo Taban reconoció que dependerá mucho de la hipótesis que el presidente Bashir respete el resultado del referéndum.
«Si lo que el presidente Bashir dice sobre el resultado del referéndum es verdad, entonces es un bien, pero no sabemos si lo que dice es la verdad», comentó.
«Dejamos elegir a la gente. No empujamos a nadie en una dirección o en otra. Ayudamos a las personas a ser felices», añadió.
«No será fácil, pero debemos aprender a compartir los recursos que tenemos, y esto incluye las reservas petrolíferas».
El obispo ha pedido también la implicación de la comunidad internacional para ayudar a Sudán en esta fase de transición.
«La gente de Sudán del Sur puede tener buena voluntad pero necesita un gran apoyo por parte de la comunidad internacional -señaló–. Necesita ser reforzada, si no muchos vivirán en el miedo de una vuelta a la guerra».
Traducido del italiano por Nieves San Martín