BUENOS AIRES, jueves, 8 julio 2010 (ZENIT.org-Aica).- El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, pidió a los párrocos, rectores y capellanes de iglesias, facilitar la participación de los fieles en la marcha del 13 de julio, a las 18.30, al Congreso Nacional, organizada por el Departamento de Laicos (DEPLAI) con el lema «Queremos mamá y papá para nuestros hijos».
El purpurado porteño destacó el que a esa manifestación se haya invitado a las organizaciones sociales, diversos credos, sindicatos, movimientos de Iglesia y organismos laicos diocesanos, y recordó que la propuesta busca «que sea un acto en el que no haya más que banderas argentinas o consignas positivas para el matrimonio varón-mujer».
En una carta enviada al clero arquidiocesano, el cardenal Bergoglio sugirió que en las misas del domingo 11 de julio se lea la declaración «Sobre el bien inalterable del matrimonio y la familia», de la Conferencia Episcopal Argentina, y que se recen intenciones por la familia. También rogó que den lugar a los laicos del DEPLAI para que juntes firmas al petitorio ciudadano a favor de la vida y la familia.
En esa declaración, los obispos subrayaban que «el matrimonio como relación estable entre el hombre y la mujer, que en su diversidad se complementan para la transmisión y cuidado de la vida, es un bien que hace tanto al desarrollo de las personas como de la sociedad. No estamos ante un hecho privado o una opción religiosa, sino ante una realidad que tiene su raíz en la misma naturaleza del hombre, que es varón y mujer».
«Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es», añaden los prelados.
«El matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanentes», aclaran los obispos argentinos.
«El matrimonio –concluyen– se funda en la unión complementaria del varón y la mujer, cuyas naturalezas se enriquecen con el aporte de esa diversidad radical».