Los cristianos luchan por sobrevivir en Damasco

Entrevista con el arzobispo Samir Nassar

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DAMASCO, domingo, 11 julio 2010 (ZENIT.org).- Aunque el cristianismo en Damasco remonta sus raíces a tiempos anteriores a san Pablo, la pequeña comunidad actual lucha por sobrevivir.

Precisamente porque la Iglesia es una minoría tan pequeña en tierra musulmana, cada cristiano se sale de la pauta cultural, explicaba el arzobispo Samir Nassar de Damasco.

El prelado, que ha cumplido 60 años el 5 de julio, ha servido a la Iglesia local desde el 2006.

En esta entrevista habla de las dificultades a afronta la Iglesia de Damasco, pero también de las razones para la esperanza.

–Damasco, donde usted es arzobispo, es una ciudad que está el corazón del cristianismo, donde San Pablo perdió la vista y la volvió a recuperar de nuevo. ¿Puede hablarnos de la situación actual de los cristianos en Damasco?

–Arzobispo Nassar: Siria es un país cristiano muy antiguo. En Siria había 33.000 iglesias. Siria era predominantemente cristiana y todavía tenemos muchos lugares cristianos famosos. Tenemos muchas iglesias cristianas que todavía están muy vivas. Los cristianos en Siria no son unos invitados. Tienen sus raíces y han vivido hombro con hombro con los musulmanes desde el siglo VII.

El cristianismo, sin embargo, estaba profundamente enraizado en Siria antes del Islam. Sí, antes de San Pablo, porque San Pablo fue bautizado y fue capaz de volver a ver en Damasco, lo que significa que el cristianismo existía aquí antes de San Pablo.

–¿Cómo son hoy los cristianos en Siria?

Arzobispo Nassar: Tenemos tres clases de iglesias. En primer lugar tenemos las iglesias monofisitas, son las ortodoxas sirias y las ortodoxas armenias y tienen su patriarca, que vive en Damasco. Y luego tenemos la ortodoxa griega, la iglesia más grande de Siria, y después tenemos muchas iglesias católicas y, por supuesto, algunas iglesias protestantes. Todas estas iglesias son muy antiguas, excepto las protestantes, que llegaron durante el último siglo; el resto de iglesias se remontan a los apóstoles. Yo pertenezco a la Iglesia Maronita que fue fundada en el siglo V por San Marón, un monje que solía vivir en algún lugar entre Alepo y Antioquía. Los primeros 1.000 años estuvimos en Siria y, después, nos trasladamos a las montañas libanesas y, desde allí, ahora estamos en todas partes, en Australia y en América. Más de la mitad de la población está fuera de Oriente Medio.

— Volvamos a Siria. ¿Qué porcentaje de población de Siria es cristiano?

–Arzobispo Nassar: Oficialmente somos entre un 8% y un 10%. Algunos dicen que entre un 4% y un 5%. Somos una minoría. Esto sería más o menos un millón de personas en una población de 21 millones.

–¿Qué otras tradiciones religiosas, a parte del cristianismo, hay en Siria?

–Arzobispo Nassar: Tenemos el islam sunní, o el islam ortodoxo si usted quiere, que son casi el 80%, y el otro tipo de islam llamado alauita [los alauíes o alauitas son el grupo religioso minoritario más importante de Siria que se consideran a sí mismo como una secta del islam chií. Los alauitas se distinguen de la secta religiosa alevi turca, aunque compartan un origen común ndr.], que es el 10%, y el resto son cristianos.

–¿Cómo describiría usted la relación actual cristiano-musulmana en Siria?

–Arzobispo Nassar: Hemos vivido juntos durante 1.400 años. Algunas veces hemos tenido problemas pero hemos vivido juntos. Compartimos y vivimos juntos y, en mi obispado en Damasco, tengo una mezquita justo al lado de mi habitación, por lo que escucho sus oraciones y ellos pueden escuchar nuestra oración. Coexistimos en el día a día.

–¿Tiene usted un contacto personal con los imanes y los demás representantes?

–Arzobispo Nassar: Sí, por supuesto, en muchas ocasiones. Vienen a nosotros en la Navidad y en la Pascua, y nosotros les visitamos durante el Ashura o el Ramadán o el Eid-ul-Fitr. Somos de verdad una familia.

–¿Cómo es que la tolerancia hacia los cristianos en Siria se ha preservado, mientras en todas partes alrededor, como en Irak y en otros países, la relación entre musulmanes y cristianos se ha derrumbado?

–Arzobispo Nassar: Se ha preservado debido al gobierno que cuida a las minorías. No dejan que surjan problemas entre musulmanes y cristianos. El gobierno juega un papel muy importante en esto y ha tenido éxito.

–La Iglesia en Siria se enfrenta a desafío. ¿Cuáles son estos, siendo una minoría en un ambiente de predominio musulmán?

–Arzobispo Nassar: Somos una minoría muy pequeña entre un 5% y un 8% y este es el principal desafío; hay muy pocos de nosotros en una sociedad predominantemente musulmana. Los musulmanes no nos fuerzan a convertirnos pero si una familia cristiana vive, por ejemplo, en un edificio con 12 familias musulmanas, los hijos juegan con sus hijos, van a la escuela con sus hijos y, poco a poco, aprenden más de la fe musulmana que de la cristiana. Estamos perdiendo presencia porque somos pocos en número y no tenemos bastante apoyo local para permanecer juntos, reforzar nuestra fe, enseñar a nuestros hijos y conservarlos en nuestras iglesias locales.

–Un niño cristiano va a una escuela local, que es de mayoría musulmana; la mayoría son musulmanes y los niños cristianos aprenden el Corán y el islam. ¿Se vuelven musulmanes?

–Arzobispo Nassar: Poco a poco se familiarizan más con el Corán y Mahoma, más que con Jesucristo, y nosotros les damos una hora de catecismo y tenemos que enviar un autobús o un coche para traerlos y llevarlos. Algunas veces vienen, otras no, y una hora de catecismo no es suficiente. Así que intentamos encontrar la forma de conservar viva nuestra Iglesia en esta tierra de la Biblia.

–Si una joven se quiere casar con un musulmán, ¿debe convertirse?

–Arzobispo Nassar: Sí, es un problema, y si un cristiano quiere casarse con una chica musulmana también tiene que convertirse. Esta es una ley muy antigua y no puede cambiarse. Nadie obliga a este hombre a casarse con una chica musulmana, pero el 95% de las chicas son musulmanas y el 5% cristianas; hay más opciones por el lado del 95%, así que cuando se casan también perdemos a nuestra gente de esta forma.

–¿Qué hay de la cuestión de la conversión? ¿Tiene usted musulmanes que vengan a las iglesias católicas maronitas interesados en convertirse? ¿Cómo respondería a este tema de la conversión, porque en el islam la conversión se castiga con la muerte?

–Arzobispo Nassar: Eso es fanatismo, pero muchos musulmanes vienen a nuestra Iglesia; aprenden el catecismo, siguen nuestros encuentros pero no pueden bautizarse. Pueden ser cristianos si quieren en sus corazones, pero no pueden mostrarlo.

–¿Así que son… cristianos ocultos?

–Arzobispo Nassar: No pueden mostrarlo, pero les recibimos con el corazón abierto y algunos vienen a misa diariamente, a los estudios de Biblia y al catecismo. Vienen pero tienen que permanecer, de cara hacia afuera, musulmanes.

–Usted tiene que tener por tanto mucho cuidado; cuando un joven viene a usted y desea convertirse, ¿cómo maneja usted la situación?

–Arzobispo Nassar: Puedo recibirlo pero no puedo bautizarlo si no tendré problemas con el gobierno… Pero es una Iglesia feliz. No somos muchos pero somos una pequeña Iglesia muy activa y dinámica y tenemos una vida ecuménica muy hermosa. Trabajamos juntos; en Damasco, somos nueve obispos, cinco ortodoxos y cuatro católicos, y nos reunimos una vez al mes para compartir nuestra labor pastoral, rezar juntos y organizar nuestro trabajo. Está muy bien. En la Iglesia cuando la gente viene a Misa, no son sólo católicos, algunos son ortodoxos y otros cristianos, y mi gente tambi
én va a Misa a la iglesia ortodoxa, lo que nos hace casi una familia.

–¿Qué sería de Oriente Medio sin Siria? En el sentido de que la Iglesia católica en Irak está desapareciendo rápidamente y así está ocurriendo en todo Oriente Medio excepto en el Líbano, pero incluso en el Líbano los jóvenes se están yendo…

–Arzobispo Nassar: Si usted ve Oriente Medio, tiene la guerra entre Turquía y el Kurdistán, tiene la guerra en Irak, la guerra entre los palestinos e Israel, y la guerra en el Líbano, y Siria es el único país pacífico en la zona. Esto es por lo que todo el mundo viene a Siria porque es el único lugar pacífico para vivir, para trabajar, para rezar y aprender; es una ciudad universitaria. Así que sin Siria la mayoría de la gente abandonaría Oriente Medio. Se irían y emigrarían.

–¿Tiene esperanzas para la Iglesia?

–Arzobispo Nassar: Las tengo que tener. Somos la Iglesia de la esperanza. No podemos ser pesimistas. Esta es nuestra fe para convertirnos en mártires; he visto a algunos iraquíes cristianos que son felices a pesar de la persecución. Jesucristo después de todo fue un refugiado, un mártir y me da la fuerza en mi fe en este mundo y es muy hermoso demostrar lo importante que es que permanezcamos.

Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para «Dios llora en la Tierra», un programa semana radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en www.ain-es.orgwww.aischile.cl  

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ZENIT Staff

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