CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 14 de julio de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia de Inglaterra decidía el pasado lunes 12 de julio, después de una reñida votación, que las mujeres puedan ser consagradas como obispos, como ya sucede en otras Iglesias anglicanas.
Aunque la decisión deberá ser refrendada dentro de un año por otro Sínodo similar, se trata de una victoria que marca un punto de inflexión importante dentro de la historia de la Iglesia de Inglaterra. El Sínodo rechazó, asimismo, las “soluciones” conciliadoras entre ambas tendencias propuestas por los arzobispos de Canterbury y York, Rowan Williams y John Sentamu.
Esta decisión plantea ulteriores obstáculos al diálogo ecuménico, según reconoció monseñor Brian Farrell, secretario del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, en esta entrevista concedida a ZENIT.
Otra consecuencia, que monseñor Farrell matiza prudentemente, podría ser acercamiento a la Iglesia católica por parte de algunos de los grupos contrarios a la ordenación de mujeres, como ya ha sucedido en Estados Unidos y Australia.
De hecho, el reverendo David Houlding, importante miembro del Grupo Católico del Sínodo, afirmó, informa ICN, que los llamados “tradicionalistas” se están quedando “sin opciones”, y que pronto deberían tomar “duras decisiones” sobre su futuro.
«Yo me quedo en la Iglesia de Inglaterra hasta el momento en que me expulsen. No me iré voluntariamente, me iré si se me obliga. Cuanto más esto procede de esta manera, mayor es la sensación de que la puerta se está cerrando», afirmaba Houlding.
Monseñor Farrell afirma que es difícil de prever movimientos en este sentido, ya que no todos los “tradicionalistas” son cercanos a la Iglesia católica. En todo caso, reiteró, la Santa Sede “seguirá adelante” con el diálogo ecuménico.
-El Sínodo anglicano de York ha aprobado la ordenación de mujeres obispo, decisión que se está imponiendo paulatinamente en toda la Comunión Anglicana, contra el parecer de las comunidades llamadas tradicionalistas. Esta decisión puede considerarse firme, aunque la votación definitiva no se producirá hasta 2012. ¿Puede cambiar aún la decisión, o es de esperar que se haga definitiva?
Monseñor Brian Farrell: El Sínodo que acaba de celebrarse en York es el Sínodo de la Iglesia de Inglaterra y no tiene autoridad fuera de Inglaterra, ni siquiera en Gales o Escocia. La Comunión Anglicana está compuesta de treinta y ocho provincias independientes, de las cuales Inglaterra es una. Varias provincias ya tienen mujeres obispo. Se trataba en el Sínodo de introducir la legislación que permita esto en la Iglesia de Inglaterra, y seguramente el proceso continuará, porque la mayoría quiere esto.
-Una de las grandes «derrotas» de este Sínodo ha sido la de la solución de compromiso propuesta por los arzobispos de Canterbury y de York. Muchos analistas, después de la votación, han dado por rota la comunión entre los anglicanos. ¿Es así?
Monseñor Brian Farrell: La situación es muy compleja y hasta paradójica. Si se hubiera aceptado el compromiso se estaría ante una situación en la que, por ejemplo, una parroquia o un grupo podría rechazar la autoridad de su obispo diocesano mujer, y ponerse bajo la autoridad de otro obispo varón. Así, esa parroquia no estaría en comunión con las demás parroquias de su misma diócesis. En cierta forma eso sería un cisma estructural, aunque no se le llame así.
Ahora, en este momento, ese modo de proceder no es posible, y la parroquia tiene solo la opción de quedarse en comunión con su propio obispo o salirse de la Iglesia de Inglaterra. Hablando con precisión, eso ocasionaría la perdida de miembros, pero no un cisma dentro de la Iglesia de Inglaterra.
– El Vaticano, en anteriores encuentros, había advertido que la decisión de consagrar mujeres obispos comprometía el diálogo ecuménico con la Iglesia católica. ¿Cuál es la situación actual de este diálogo, tras la decisión del Sínodo?
Monseñor Brian Farrell: Todas la Iglesias del primer milenio, católica, orientales y ortodoxas, afirman que solo hombres pueden ser ordenados. Estas Iglesias ven la ordenación de la mujer como un abandono ilegítimo de la Tradición auténtica.
Por lo que se refiere al dialogo ecuménico, como se ha dicho antes, algunas provincias anglicanas tienen desde hace tiempo mujeres obispo, y el dialogo ha seguido adelante.
Naturalmente, el diálogo debe hacerse cargo de esta situación, y reconocer que se ha creado un obstáculo enorme para la consecución de la finalidad del dialogo mismo, que sería la comunión eclesial total y visible. El diálogo católico-anglicano seguirá adelante dentro de estos parámetros.
-Varias informaciones apuntan a la posibilidad de que grupos tradicionalistas se acojan a la Anglicanorum Coetibus y entren en comunión con la Iglesia Católica. Incluso se ha informado sobre un grupo de sacerdotes anglicanos que se habría puesto en contacto con un obispo católico. ¿Es previsible un movimiento en este sentido?
Monseñor Brian Farrell: Lo que será la realización concreta de lo previsto en la Anglicanorum Coetibus está todavía por verse. Cualquiera que profese la fe católica y no tenga impedimento puede pedir entrar en la comunión católica. Anglicanos o ex-anglicanos pueden entrar en esta comunión a través de una jurisdicción que permite la preservación de algunos elementos de la tradición anglicana. Como pueden también pedir, simplemente, ser recibidos en la parroquia católica local.
Un particular problema de discernimiento se presenta cuando se trata de grupos. No todos los grupos tienen la misma “consistencia eclesial”. En definitiva toca a la Conferencia Episcopal de un país o región, estudiar bien lo que se puede y se debe hacer. No puedo prever si van a ser muchos o pocos.
Lo que conviene recordar es que lo que algunos llaman “anglicanos tradicionalistas” suelen ser de la parte evangélica de la Comunión Anglicana, y por tanto lejanos a la Iglesia católica en sus convicciones eclesiológicas.
– Por último, ¿con qué sentimientos recibe la Santa Sede, y en particular el dicasterio para la Unidad de los Cristianos, la decisión del Sínodo de York?
Monseñor Brian Farrell: No hay que exagerar el efecto. Nos apena que la Comunión Anglicana haya dejado en este punto lo que consideramos la Tradición esencial de la Iglesia desde el origen. Pero el proceso comenzó hace tiempo. Continuaremos el dialogo ecuménico con el realismo que acoge la realidad como es y tiene conciencia que el camino por delante será largo y arduo. Sabiendo sin embargo que el dialogo es una tarea impuesta por Cristo mismo y sostenida por la gracia del Espíritu Santo, alma de la Iglesia de Cristo.
Por Inma Álvarez