Patrizio Polisca y su vocación a ser el médico del Papa

Este médico italiano asumió su nuevo cargo el pasado 5 de julio

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 24 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- El médico Patrizio Polisca recuerda aún las palabras de la hermana Caridad, una religiosa española que gestionaba un hospital en Roma donde él trabajaba: “Usted tendrá que irse porque un día será el médico del Papa”. Palabras que resultaron proféticas el pasado 5 de julio cuando asumió el cargo como nuevo director de Servicios de sanidad e higiene en el Estado Vaticano.

“Se trata de asegurar la asistencia y el cuidado a personas que viven, trabajan o pasan por el Vaticano”, afirmó Polisca en una entrevista publicada el pasado sábado en L’ Osservatore Romano.

El nuevo médico del Papa entra así a reemplazar a Renato Buzzonetti. Asegura que piensa proseguir “un camino bien trazado”. Respecto al personal que trabaja allí dijo: “Los conozco todos y ahora se trata de coordinar y cumplir juntos una misión importante. Buscaremos hacerlo siempre mejor”.

Servir como médico

Este hombre casado y con tres hijos, es especialista en enfermedades infecciosas, cardiología, y anestesia y reanimación.

En 1986, quien hoy es su antecesor, Renato Buzzonetti, le llamó para una entrevista. Le propuso así hacer una guardia médica en Castel Gandolfo durante los períodos de vacaciones.

Recuerda que en verano de 1987 se encontró por primera vez con Juan Pablo II “había celebrado misa y lo vi en el patio del palacio. Su secretario particular, don Stanislao me lo presentó diciendo ‘Es el médico de guardia hoy’, a lo que el papa respondió: ‘¿tan joven?’”.

“En ese momento me di cuenta de lo que me estaba sucediendo. Me encontraba de frente al Papa. Estaba allí por él, si hubiera necesitado de un médico”, cuenta.

“El rostro de Karol Wojtyla, que sonrió después de aquellas palabras me levantó”, confiesa. “Y fue justo entonces que regresaron a la mente las palabras de la madre Caridad: una sensación inolvidable, que todavía hoy me hace dar escalofríos”.

“Sentí más bien como una ocasión de crecimiento profesional, maduro en el sentido más agradable, o al menos el más cercano a la sensibilidad cristiana”, comenta el médico.

Polisca permaneció en este cargo hasta 1994, hasta que Buzzoneti le propuso convertirse en oficial sanitario vinculado al cuerpo médico Vaticano. Su primer viaje con el pontífice fue a Cuba, en enero de 1998: “recuerdo con alegría cada momento, casi cada rostro encontrado, los ojos rojos penetrantes de Fidel Castro, la mirada decidida y serena de Juan Pablo II. El magnetismo que ejercía sobre las multitudes me impresionó mucho”.

Desde 2003 comenzó a seguir todos los viajes del Papa. “En Bratislava (capital de Eslovaquia) el Papa tuvo un pequeño pero dolorosísimo accidente cuando regresaba a la nunciatura”, recuerda. “El dolor que experimentó fue tan agudo que le provocó una crisis respiratoria. Tuvo un ataque de pánico, una situación que nunca antes había vivido. Pero el problema se resolvió bien en cuestión de minutos”.

El nuevo médico del Papa narró también los últimos momentos que estuvo con Juan Pablo II “Permanecí a su lado desde el jueves por la tarde hasta la mañana del sábado. Luego besé su frente y me fui. No creo que me haya reconocido. No estaba con él cuando expiró”.

También se refirió a su trabajo en el Vaticano “la Providencia lo ha guiado”. Una experiencia que interiormente le ha fortalecido: “Comprendí el sentido de mi pertenecía a la Iglesia de Cristo; tomé conciencia de lo que significa servir al Papa y, a través suyo a la Iglesia”.

Igualmente recordó la elección de Benedicto XVI: “Buzzoneti y yo fuimos los primeros laicos en ser saludados por el Papa”. Un saludo que le trajo muchas sorpresas porque Ratzinger al verlo recordó un diálogo que habían tenido en 1990 sobre san Buenaventura: “Me quedé estupefacto, incapaz de cualquier reacción. Estaba totalmente sorprendido de no lograr decir nada; quizás con una de esas sonrisas extrañas cuando no se sabe qué decir”.

Habló también de las exigencias de su nuevo cargo “Precisamente por las grandes responsabilidades que adquiero, tengo el deber de estar constantemente al día para no perder la profesionalidad adquirida”, dijo.

“Por ello estoy en el policlínico universitario de Tor Vergata, donde trabajo en el equipo de cardiocirugía y también me ocupo de una clínica muy compleja”.

“También está la necesidad de seguir estudiando. De ello me ocupo principalmente el sábado y el domingo”, dijo.

Polisca, además preside la comisión médica que examina los casos milagrosos en la Congregación para la Causa de los Santos: “Haber entrado en este equipo es un honor para mí. Estamos llamados a dar nuestra opinión sobre las curaciones milagrosas, aquellas que no son explicables con la ciencia y son atribuidas a la intercesión de los santos”.

El nuevo médico del Papa concluyó su diálogo con L’ Osservatore Romano compartiendo el sentido de su vocación: “no logro pensar en mi vida sin la responsabilidad hacia el Papa y hacia la Iglesia. Más bien la vivo como una alegría que comparto con mi familia”. Un trabajo que le permite hacer realidad su sueño: “ejercer la profesión médica y tener la posibilidad de hacerlo en una dimensión que es siempre la mía: la cristiana, en el máximo de su expresión terrena”.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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