MANAGUA, martes, 11 enero 2011 (ZENIT.org).- El diario más difundido en Nicaragua, La Prensa, nombró “Personaje del Año 2010” al obispo auxiliar de Managua Silvio José Báez. Es un reconocimiento a la labor de la Iglesia católica en el país centroamericano.
El histórico diario La Prensa fue dirigido por varios miembros de la familia Chamorro. Violeta Barrios de Chamorro tras el asesinato político de su marido, en 1978, durante la dictadura de Somoza, y su derrocamiento, participó en la primera junta de gobierno de reconstrucción nacional al lado del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), aunque luego, como muchos otros líderes, al ver el sesgo de la revolución sandinista, se postuló y ganó la Presidencia desde una coalición de oposición.
El diario La Prensa es parte de la dramática historia de Nicaragua. Monseñor Silvio José Báez, al conocer la noticia, declaró que es una distinción a la Iglesia. “Es un motivo de alegría, porque quiere decir que la Iglesia ha sido noticia, y esto es porque la Iglesia ha sabido acompañar el proceso histórico, social y político de Nicaragua durante este año, siempre con la convicción de cumplir con nuestra misión de iluminar con la fe a nuestro pueblo; y esto no lo hubiéramos logrado sin el trabajo de monseñor Leopoldo Brenes y mis hermanos obispos”, subrayó el galardonado.
La “Iglesia católica ha salido al paso para colocarse como una de las principales voces críticas contra los desmanes de la clase política nacional”, afirma La Prensa al justificar la distinción. Monseñor Silvio Báez Ortega, según el diario, con sus agudos comentarios, ha “incomodado a las figuras del poder en Nicaragua, razón por la cual La Prensa lo consideró en el 2010 como el Personaje del Año”.
En una entrevista al cotidiano, monseñor Báez señala, entre los problemas denunciados, “la desconfianza hacia las instituciones”, algo “gravísimo” ante las elecciones de 2011. “Yo veía que se estaba en un callejón sin salida precisamente debido al irrespeto a la función política y el deterioro al Estado de Derecho que se empezaba a vislumbrar”. Pero, añade, ahora “las cosas se han agravado. Lo que en aquel momento se observaba como planes o proyectos se ha cristalizado en hechos legales revestidos de ilegalidad”.
Según el prelado, el hecho más grave “es el empecinamiento del Presidente de la República en postularse como candidato, cuando la Constitución no se lo permite”. Otro hecho es “que estas elecciones están en manos de un Consejo Supremo Electoral que no goza de credibilidad y que en otras elecciones ha dado muestras de poca honestidad y falta de respeto a la voluntad popular”.
Sobre el temor a que se desencadenen protestas violentas, el auxiliar de Managua reconoce que “es un temor que existe y es legítimo”.
Para que no ocurra, sugiere que “hay que cambiar el modo de hacer política”. “Aquí –añade- la política se ha vuelto un modo de vida, una especie de negocio privado. La visión cristiana del hombre que aporta la Iglesia es aquella en la que el poder se concibe como un servicio, cuando el adversario a combatir es el egoísmo en el corazón”.
En un contexto, que el diario describe como de “mañas y trampas”, ¿no parecería irreal una postura tan radical? El obispo responde: “No es que la política sea un problema, sino que es la causa de los problemas. Tenemos una concepción del político como el caudillo, como el que todo lo puede, el que llega al poder para el bien de él y su familia”.
Propone una limpieza: “En Nicaragua cabría purificar no sólo el modo de hacer política, sino también la mentalidad. Raramente uno se puede encontrar un país como el nuestro, en donde los partidos políticos se dividan la Corte Suprema de Justicia. La justicia tiene que estar por encima de los intereses de los partidos políticos”.
Lamenta que, en el pasado, “la Revolución Popular Sandinista pudo haber hecho una forma de hacer política distinta. Son experiencias políticas que suscitaron esperanzas en su momento, pero, como en tantas otras ocasiones, han terminado siendo proyectos frustrados”.
El presidente Ortega acusó al obispo de incitar a la gente contra el Gobierno. “Yo no esperaba una reacción así del Presidente –comenta–, porque no me refería directamente a él ni mi intención era crear en la gente una especie de espíritu de sublevación o desobediencia política. Cuando invité al pueblo nicaragüense a despertar, me refería a que una nación no construye su futuro si el pueblo está resignado, poco comprometido con el cambio social y político”.
El obispo realiza encuentros en parroquias que levantan suspicacias en las esferas del poder. Su objeto, dice, era “comentar y compartir con el pueblo de Dios los distintos mensajes de los obispos. Lo que se ha querido compartir es que la fe no es algo privado en la relación con Dios. La fe tiene una repercusión, una dimensión y una exigencia a nivel social y político, y eso es lo que los obispos hemos querido expresar con los dos mensajes que se han hecho este año. El único objetivo ha sido pastoral; evidentemente entra la formación espiritual, pero también la invitación para que los cristianos en modo consciente asuman su papel de ciudadanos. No sólo como un deber cívico, sino también como una exigencia, una prolongación en su relación con Dios”.
Monseñor Báez se lamenta de la falta de fe: “Cuando un cristiano no toma en serio su inserción social y política en la realidad, no vive las exigencias que desde la fe tiene al estar en una sociedad concreta. El que no defiende sus derechos o el que no conoce sus deberes en una sociedad, el que no colabora para que las cosas mejoren a nivel social y político, indudablemente se debe a un problema de falta de fe o una limitación de la fe”.
Lo que causa perplejidad en los nicaragüenses es el discurso religioso del Gobierno. “Aquí se entra en un terreno muy ambiguo –afirma monseñor Báez–, porque lo religioso se puede prestar a la manipulación. Yo puedo presentar un discurso religioso, un símbolo religioso y unos ritos religiosos vacíos de fe. Son solo una fachada. Ese es el peligro de la religión. Hace poco decía cómo la Biblia prohíbe usar el nombre de Dios vacío, esa es la traducción del famoso mandamiento del uso del nombre de Dios”.
¿Qué papel desempeñará la Iglesia durante este 2011? “Se va a manifestar como colegio con relación a las elecciones”, dice. “No va a tomar y no puede tomar partido por ningún grupo político. La posición de la Iglesia será siempre una posición por encima de las partes, porque no es una posición ideológica”, concluye el pastor galardonado.
Por Nieves San Martín