CIUDAD DEL VATICANO, lunes 31 de enero de 2011 (ZENIT.org).- “Dios también tiene necesidad de cada uno de nosotros para ‘demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús’”.
El Papa Benedicto XVI lo recordó el pasado sábado, cuando recibió en audiencia en la sala de los Papas del Palacio Apostólico, a la comunidad del Colegio Pontificio Etíope del Vaticano.
En su discurso, el Pontífice recordó a los sacerdotes y a los seminaristas que Cristo “no suprime las cualidades características de la persona; sino que la eleva, la ennoblece y haciéndola suya, la llama a servir a su misterio y a su obra”.
“No obstante el carácter propio de la vocación de cada uno, no estamos separados entre nosotros; estamos en cambio unidos, en comunión en un único organismo espiritual”, añadió.
“Estamos llamados a formar el total de Cristo, una unidad recapitulada en el Señor, vivificada por su Espíritu”. Del mismo modo prosiguió “Cristo es inseparable de la Iglesia, que es su cuerpo”.
“Es en la Iglesia donde Cristo une más a sí mismo a los bautizados y, nutriéndolos con la Santa Comunión, los hace partícipes de su vida gloriosa”.
Ejemplo
El Pontífice quiso detenerse en la “luminosa figura de san Justino De Jacobis”(1800-1860), del que se conmemoró el 150 aniversario de su muerte el pasado 31 de julio. De Jacobis, beatificado por XII el 25 de junio de 1939, fue canonizado por Pablo VI, el 26 de octubre de 1975.
“Enviado a los treinta y ocho años, por el entonces Prefecto de Propaganda Fide, cardenal Franzoni, como misionero a Etiopía, en Tigrai, trabajó primero en Adoua y después en Gouala, donde enseguida pensó en formar a sacerdotes etíopes”, observó el Pontífice. “Con celo por su ministerio trabajó incansablemente para que aquella parte del Pueblo de Dios reencontrase el fervor original de la fe, sembrada primero por el evangelizador san Frumencio”.
En concreto, “intuyó con discernimiento que prestar más atención al contexto cultural sería una manera privilegiada a través de la que la gracia de Dios formaría nuevas generaciones de cristianos”.
“Debéis suscitar en cada persona el amor a Dios y a la Iglesia, siguiendo el ejemplo de san Justino De Jacobis”, dijo el Papa a los sacerdotes y seminaristas del Colegio Etíope.
“Vivid con alegría y dedicación este importante periodo de vuestra formación”, “caminad con decisión por el camino de la santidad”, añadió. “ Sois un signo de esperanza, especialmente para la Iglesia de vuestros países de origen”.