ROMA, viernes 4 de marzo de 2011(ZENIT.org).- En China fue arrestada el pasado jueves 24 de febrero, la destacada prisionera de conciencia, Mao Hengfeng, dedicada desde 1998 en la lucha contra la discutida y rígida “ley del hijo único”, promulgada a finales de los ’70 por Deng Xiaoping para frenar el crecimiento demográfico del coloso asiático.
Mao Hengfeng, de 50 años de edad, que vive con su marido Wu Xuewuei en Shangai, había sido puesta en libertad anticipadamente, apenas dos días antes, el martes 22 de febrero, por motivos de salud. La mujer estaba cumpliendo, en la provincia centro-oriental de Anhui, una sentencia de 18 meses de “reeducación a través del trabajo”. Había sido considerada culpable de “alteración del orden público” por participar el 25 de diciembre de 2009 en Pekín en una manifestación a favor de otro destacado defensor de los derechos humanos, Liu Xiaobo, premiado el pasado año con el Premio Nobel de la Paz.
Ha sido la organización de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) la encargada de llamar la atención sobre las condiciones de Hengfeng, haciendo un llamamiento urgente desde la página web para que se realice la liberación “inmediata e incondicionalmente” de la mujer. Como recuerda la ONG, la activista arriesga la tortura. Arrestada ya numerosas veces, fue torturada repetidamente, como ella misma ha contado el pasado julio durante la audiencia para revisar su recurso contra la última condena. Fue agredida varias veces por otros detenidos, apaleada y golpeada dos veces en la cabeza con una silla. Una tomografía computarizada realizada antes de su inesperada liberación ha revelado además la presencia de hemorragias cerebrales.
El motivo de este nuevo arresto – sucedido en presencia de al menos treinta policías – ha sido el hecho de que durante su breve liberación, Hengfeng habría desarrollado “actividades ilegales”, según su marido una acusación absurda. “Durante 24 horas y cada día desde que volvió, la policía nos ha controlado desde la puerta”, dijo. “No ha sido capaz ni siquiera de ir al médico. ¿Qué posibilidades tenía de infringir la ley?, continuó Wu, que no ha escondido su gran preocupación. “No sabemos donde está”, dijo (Reuters, 24 de febrero).
Según lo contado por AI, la lucha de Hengfeng contra la política del control de los nacimientos en China se remonta a 1988, cuando la mujer -en aquel momento madre de dos gemelas- fue despedida por haber violado la ley en cuestión con su segundo embarazo. Internada en una clínica psiquiátrica, Hengfeng fue capaz de concluir su embarazo, dando a luz prematuramente a su tercera hija el 28 de febrero de 1989. Para no poner en peligro a su familia, la mujer aceptó después, interrumpir el embarazo de su cuarto hijo.
El último arresto de la activista – definido como “totalmente escandaloso” por la vicedirectora del Programa Asia Pacífico de Amnistía Internacional, Catherine Baber (Reuters, 24 de febrero) – se coloca en el trasfondo de protesta popular en el mundo árabe, conocida como la “Revolución del jazmín” que explotó a mitad de diciembre en Túnez por la elevada subida de los precios de bienes de primera necesidad que culminó con la expulsión a mitades de enero del presidente Zine El-Abidine Ben Ali.
Lo que más temen las autoridades chinas es el efecto dominó o el “contagio”. Recordemos que la protesta de la Plaza de Tienanmen, sofocada con la sangre en 1989, inició con un aumento de los precios. Ya en las pasadas semanas se verificaron en varias ciudades lo que se podría definir como “tentativos de protesta” contra la rapidez del aumento del coste de la vida. Mientras que ayer 3 de marzo, se abrió la anual Conferencia Consultiva del Pueblo Chino y el sábado 5 de marzo la Asamblea Nacional del Pueblo, en Internet se ha hecho un llamamiento, para el próximo domingo, una invitación para bajar a la plaza y ocupar silenciosamente el centro de más de cien ciudades (La Repubblica.it, 2 marzo).
Mientras tanto continua el crecimiento de la población de China. Según los datos preliminares hechos públicos el pasado 28 de febrero por la Oficina Nacional de Estadística, la población aumentó, a finales de 2010 a una cifra de 1.314 millones de habitantes, un aumento de 6,3 millones – más o menos el equivalente de un país como Israel (datos relativos al 2000/01) – respecto al año anterior, cuando eran 1,334.700.000. Mientras que en el penúltimo censo del 2000 eran 1,295 millones de habitantes, para el mes de abril se esperan datos del último censo general de la población, que se desarrolló el año pasado (China Daily, 1 marzo).
“La población de China está creciendo ahora, únicamente porque la gente vive más tiempo, no porque tenga muchos hijos”, así dice Cai Yong, demógrafo de la Universidad de Carolina del Norte (USA) especializado en China (Shanghai Daily, 1 marzo). Junto a un preocupante desequilibrio de los sexos – consecuencia del aborto selectivo y de la tradicional preferencia por los hijos varones –, el envejecimiento de la población es actualmente uno de los mayores rompecabezas para los demógrafos y políticos chinos. Según algunas estimaciones, después del 2025 la población activa descenderá unos diez millones de personas y el número de jóvenes de 20 a 24 años disminuirá una cuarta parte tras el 2030 (China Daily, 1 marzo).
Durante una conferencia en Kuming, capital de la provincia meridional de Yunnan, el ministro para los Asuntos Civiles, Li Liguo, declaró el pasado viernes que la población mayor de sesenta años de China llegará, en el año 2015 a una cifra de 216 millones de personas, con un aumento anual de más de 8 millones de personas (Agenzia Xinhua, 25 de febrero. Siempre en 2015, el número de personas con más de 80 años llegará, en China, a 24 millones, continuó el ministro, que también es vicediretor de la Comisión Nacional sobre el Envejecimiento. Para evitar el “crac” del sistema de pensiones, el ministerio chino para los Recursos Humanos y la Seguridad Social anunció además, el pasado domingo del inicio de una revisión “extensiva” de la edad de las pensiones para la mujer (Xinhua, 27 de febrero).
Por este motivo, los expertos chinos no excluyen una relajación parcial en la normativa sobre “el hijo único”. Hablando el pasado lunes con el China Daily, uno de los exponentes de la Comisión para la Población Nacional y la Planificación Familiar (NPFPC), el profesor Yuan Xin, se ha demostrado favorable a una “actualización” de la ley. El demógrafo de la Universidad Nankai, en Tianjin (o Tientsin, en el Mar de China Oriental), sugirió autorizar a los cónyuges que viven en ciudad y que son ambos hijos únicos, a tener un segundo hijo.
Como recuerda la ex líder de la revolución de 1989, Chai Ling, que escapó de China en 1990 y que se convirtió al cristianismo en diciembre de 2009, la ley infame, contra la que ha luchado y continúa luchando Mao Hengfeng, es “una Tienanmen que se da cada hora, una masacre controlada que el mundo puede y debe frenar antes de que sea demasiado tarde (AsiaNews, 1 marzo).
Por Paul de Maeyer. Traducción del italiano por Carmen Álvarez