SAN JOSÉ, lunes 14 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, reunidos en su CI Asamblea Plenaria, celebrada del 7 al 11 de marzo, en el marco del Año Jubilar por el 375 aniversario del hallazgo de la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona del país centroamericano. Tres son los principales temas del mensaje final: los seminaristas, la ley de fecundación in vitro y el papel de la mujer en la Iglesia y la sociedad.
El pasado 24 de febrero, en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, recuerdan los obispos, se aprobó la creación de una comisión especial que estudie y dictamine el proyecto de Ley Nº 17900 sobre fecundación in vitro y transferencia embrionaria, abriéndose un nuevo capítulo en esta historia.
Aunque dicha comisión especial «no ha considerado necesaria nuestra participación –denuncian los obispos–; nosotros, quienes por nuestra tarea pastoral estamos llamados a discernir y acompañar las realidades y los acontecimientos presentes, insistimos en realizar un aporte a la discusión legislativa desde el rico acervo de la antropología cristiana, de la Ética y del Magisterio Eclesial; con la certeza de que, estos valores y principios, compartidos por la inmensa mayoría de los ciudadanos costarricenses, deben ser atendidos y considerados en este delicado proyecto».
Aunque, la fecundación in vitro es, frecuentemente –añaden–, «presentada a la opinión pública como la ‘última oportunidad’ para las mujeres que sufren esterilidad; quienes la promueven ocultan que, dicha técnica, consiente que seres humanos, en el estado más débil y más indefenso de su existencia, sean seleccionados, abandonados, asesinados o utilizados como material biológico».
Para el abordaje de este tema, la Iglesia presentó como criterio básico que «el fruto de la generación humana desde el primer momento de su existencia, es decir, desde la constitución del cigoto, exige el respeto incondicionado que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual».
El ser humano, recuerdan los obispos, debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción.
«Sabemos –reconocen- que la enseñanza de la Iglesia es descalificada por algunos sectores y que, incluso, se le acusa de resistirse al progreso de las ciencias e ignorar los derechos de los esposos. Nada más lejos de la realidad. El verdadero sentido de la ciencia es el servicio a la vida humana: Es preciso decir con fuerza que el ser humano no puede ni debe ser sacrificado jamás a los éxitos de la ciencia y de la técnica».
Vocación y seminario
Recuerdan los obispos que han venido impulsando un proceso de reflexión orientado, sobre todo, a la Familia y la Juventud, y que tiene como propósito reforzar criterios pastorales comunes que desemboquen en acciones concretas en favor de estos importantes ámbitos.
En este sentido, citan a Padre Benedicto XVI en sus palabras a los costarricenses: “Mucho contribuirá el afianzamiento en la sociedad de un pilar tan sustancial e irrenunciable como la estabilidad y unión de la familia, institución que está sufriendo, quizás como ninguna otra, la acometida de las transformaciones amplias y rápidas de la sociedad y de la cultura”.
La familia, decía entonces el Papa, “no puede perder su identidad genuina, pues está llamada a ser vivero de virtudes humanas y cristianas, en donde los hijos aprendan de sus padres de forma natural a respetarse y comprenderse, a madurar como personas, creyentes y ciudadanos ejemplares”.
“Por consiguiente, nada de cuanto favorezca, tutele y apoye la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer será baldío. En este sentido, la Iglesia no se cansará de alentar especialmente a los jóvenes, para que descubran la belleza y grandeza que entraña servir fiel y generosamente al amor matrimonial y a la transmisión de la vida».
Los prelados se congratulan de la reciente celebración en su país el mes pasado del II Congreso Latinoamericano Continental de Vocaciones, con quinientos participantes. Sin duda, afirman, «este encuentro viene a fortalecer nuestro compromiso pastoral por la animación vocacional en todas las diócesis de Costa Rica».
Por ello, afirman que el Espíritu Santo «sigue suscitando en la Iglesia diversidad de ministerios, ejercidos también por laicos, capaces de rejuvenecer y reforzar el dinamismo evangelizador» por lo que desean «dar a la pastoral vocacional el puesto prioritario que tiene en la pastoral de conjunto y, específicamente, en la pastoral juvenil y familiar».</p>
En este sentido, el seminario nacional Nuestra Señora de los Ángeles ha dado la bienvenida este año a 53 jóvenes seminaristas que inician un proceso de formación y discernimiento de su vocación. Son ya 172 los muchachos que, experimentando un llamado a la vida sacerdotal, y acompañados por un cualificado equipo de formadores, asumen el reto de madurar las virtudes, humanas y cristianas, comunes a todo discípulo de Jesús y, en especial, de los futuros pastores.
Dignidad de la mujer
Respecto al Día Internacional de la Mujer, los obispos dieron «gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en el mundo». El mismo, a su vez, añaden, “se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad», pero más allá del reconocimiento, como Iglesia, «esta celebración nos compromete a trabajar para que la mujer sea reconocida, respetada y valorada en su peculiar dignidad», subrayan.
Lamentan en este sentido «que innumerables mujeres de toda condición no sean valoradas en su dignidad, queden con frecuencia solas y abandonadas, no se les reconozca suficientemente su abnegado sacrificio e incluso heroica generosidad en el cuidado y educación de los hijos, ni en la transmisión de la fe en la familia”.
En particular, denuncian la «creciente violencia que se manifiesta en diversas formas, como son, la agresión psicológica, física o el asesinato».
«Y ya que, es imposible imaginar una Iglesia sin la aportación femenina –recuerdan–; hacemos llegar un especial saludo a todas las religiosas, catequistas, laicas comprometidas, y demás mujeres católicas que con su testimonio, trabajo, paciencia, ternura y comprensión, contribuyen, en modo único, a manifestar el verdadero rostro de la Iglesia, esposa de Cristo y madre de los creyentes».
Respecto al conflicto fronterizo con Nicaragua, manifiestan su «ardiente preocupación por la tensión en las relaciones entre los gobiernos de ambas naciones debido al dragado del río San Juan y la presencia de tropas militares nicaragüenses en la isla Calero».
Con esperanza, en comunión espiritual con su pueblo, afirman haber recibido la resolución con la cual la Corte Internacional de Justicia, «a la vez que concede a Costa Rica las principales medidas provisionales solicitadas por nuestro gobierno –mientras se emite el fallo definitivo- marca el derrotero para que sean el derecho, la razón, la hermandad de nuestros pueblos y el rechazo a los horrores de la guerra, los principios que alienten la resolución del conflicto».
Al mismo tiempo que exhortan al Gobierno de Costa Rica a continuar el camino que exige su tradición civilista, apoyan los esfuerzos que ambos gobiernos realicen por el cumplimiento de las disposiciones de la Corte Internacional de Justicia y reiteran su llamamiento al pueblo costarricense a unirse en torno a suss valores más profundos: la paz, la civilidad, la fraternidad y el respeto a la vida pues, “la violencia jamás ha hecho otra cosa que destruir, no edificar; encender las pasiones, no calmarlas; acumular odio y escombros, no hacer fraternizar a los contendientes”.
Expresan su especial agradecimiento a Dios al celebrar, el quinquagésimo aniversario de la erección de la dióce
sis de Tilarán-Liberia, el próximo 22 de julio. Hacen llegar un fraternal saludo a monseñor Héctor Morera, obispo emérito, a los sacerdotes, comunidades religiosas y fieles de esa comunidad eclesial y, en comunión con monseñor Vittorino Girardi se unen a la acción de gracias por los frutos espirituales alcanzados en estos años de evangelización.
Firman los obispos de Costa Rica: Hugo Barrantes arzobispo de San José de Costa Rica y presidente de la Conferencia Episcopal (CEC); Guillermo Loría de San Isidro de El General, vicepresidente de la CEC; Óscar Fernández de Puntarenas, secretario general de la CEC; José Rafael Quirós de Limón; tesorero de la CEC; Vittorino Girardi de Tilarán-Liberia; Osvaldo Brenes de Ciudad Quesada; José Francisco Ulloa de Cartago; Ángel San Casimiro de Alajuela.