PHILADELPHIA, miércoles 23 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- El obispo de Fargo, Dakota del Norte (EE.UU.), exhortó a los sacerdotes a imitar el ejercicio de autoridad de Jesús y a no tener miedo a corregir a los demás en el servicio a la verdad.
Monseñor Samuel Aquila hizo este llamamiento el pasado viernes en Philadelphia durante el discurso de apertura en el 10º Simposio Anual sobre la Espiritualidad e Identidad de los Sacerdotes Diocesanos, que fue co-patrocinado por el Instituto de Formación de Sacerdotes y el Seminario San Carlos Borromeo.
“Desde el Concilio Vaticano II, ambos, el mundo y la Iglesia viven en unos tiempos en los que la autoridad es cuestionada y el ejercicio de la misma se convierte en una tarea difícil”, afirmó el prelado.
Destacó que: “Hoy hay escepticismo, dudas, disensiones y desafíos que actúan contra el ejercicio de la autoridad”.
“Dentro de la Iglesia, esto resulta especialmente difícil, ya que la cultura secular socava cualquier autoridad atribuida a Dios y convierte al hombre en un dios”, admitió el obispo.
“Si bien estamos en el mundo”, continuó, “no somos del mundo, somos de Cristo, y la autoridad debe ser ejercida como Jesús la ejerció –al servicio del Padre, de la verdad y de los que están bajo nuestro cuidado”.
El obispo Aquila afirmó: “viviendo el magisterio de Cristo, el obispo y el sacerdote tienen la responsabilidad de conocer y de amar las Escrituras y también el Catecismo, enseñando con claridad y con fidelidad lo que se ha recibido de Cristo y transmitido en la Iglesia”.
Comunión con Cristo
Destacó que esto debe hacerse “en una profunda comunión interior con Cristo”, que significa “dejar de lado las propias opiniones personales y mirar a través de los ojos y el corazón de Cristo”.
“A veces Jesús llamaba directamente a la gente a convertirse”, observó el prelado. “Esta inmediatez nos resulta incómoda hoy”.
El prelado instó: “a seguir su ejemplo y lenguaje usado, aunque no usemos sus mismas palabras”.
“Este lenguaje es bueno para ver e indudablemente nos desafía a analizar la manera en la que corregimos a los fieles, incluyendo sacerdotes y obispos, y a decir la verdad especialmente a aquellos que dicen estar con Cristo y su Iglesia pero no aceptan las enseñanzas de Jesús y de la Iglesia”.
“Los obispos y sacerdotes, como acto de amorosa obediencia a Cristo, deberíamos volver al total ejercicio de la autoridad de Cristo testimoniada en el Evangelio”, afirmó el obispo.
Añadió, “Si no usamos esta autoridad, dudamos en el ejercicio de la misma, o la ponemos en duda, entonces esto sólo nos conducirá a dejar en las manos del padre de la mentira, las mentes y los corazones de los fieles, y estos continuarán moviéndose en los caminos del hombre y no en los de Dios”.
“Jesús es el pastor que nos enseña, como obispos y sacerdotes y futuros sacerdotes, como se debe vivir su propia autoridad pastoral que él y el Espíritu Santo nos otorgan en el día de nuestra ordenación”, afirmó el obispo Aquila.
Declaró que: “La autoridad que Jesús ejerce la recibe del Padre. Él está al servicio del Padre”.
“Escuchando la voz de Jesús”, dijo el prelado, “observamos que en el interior de la autoridad están la obediencia y el amor”.
Formación en el Seminario
Monseñor Aquila recomendó prestar especial atención a la “formación del corazón de los seminaristas”, para “ayudarles a recibir en sus corazones los deseos de Jesús, y prepararlos también para recibir, en obediencia, la autoridad que Cristo les concederá el día de su ordenación”.
El obispo destacó cuatro maneras prácticas para que los seminaristas hagan su corazón receptivo a los deseos de Jesús”: lectio divina, la escuela de Nazareth, el sacramento de la reconciliación y la celebración diaria de la Eucaristía.
“El seminarista, teniendo los deseos de Jesús, se siente llamado a desear donarse a sí mismo completamente al Padre y a la Iglesia”, afirmó.
“En el ejercicio de la autoridad de gobierno de Cristo, también nosotros, si tenemos el corazón de Cristo y su amor, acabaremos en la cruz con Él”, afirmó monseñor Aquila.
Añadió: “Esta fue exactamente la experiencia de San Pedro y San Pablo, San Juan Fisher y muchos otros obispos y sacerdotes mártires a través de la historia de la Iglesia”.
El obispo concluyó “a largo plazo, vivir la autoridad pastoral de Jesús en amorosa obediencia nos conducirá a la Cruz como lo condujo a Él, por nuestro amor al Padre con el corazón de Jesús”.
Texto completo:www.fargodiocese.org/bishop/Homilies/GoodShepherdIPF2011.pdf