Kenia: Sin recursos tanto refugiados como población local

Presidentes del Cuerno de África piden políticas estructurales y ayuda de emergencia y para infraestructuras

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NAIROBI, miércoles 14 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- En algunas zonas de Kenia se han agotado los recursos de la tierra y las reservas de agua y la necesidad afecta tanto a la población local como a miles de refugiados de Somalia, lo cual suscita gestos de amor y solidaridad, pero también tensiones.

“La situación es dramática” en un campo de refugiados somalíes de Dadaab, en Kenia, que alberga a más de 400.000 personas, informa la colaboradora del Catholic Relief Services(CRS)Suzanna Tkalec a la agencia Fides.

«En Dadaab, el CRS está trabajando para arreglar los baños en un campo de reasentamiento donde, en teoría, son transferidos desde el campo principal unos 800 refugiados al día -explica Tkalec-. Esto no es suficiente, ya que a Dadaab siguen llegando todos los días entre 800 y 1.300 nuevos refugiados”.

La responsable de Caritas advierte que “las necesidades son enormes, ya que incluso las comunidades locales se encuentran en serias dificultades».
«Si nos fijamos en quiénes son los más vulnerables, en primer lugar se encuentran los refugiados recién llegados de Somalia, después son las comunidades locales y los refugiados que están mucho tiempo en los campos”, continúa.

Tkalec ayuda al presidente de Caritas Somalia, el obispo de Yibuyi y administrador apostólico de Mogadiscio monseñor Giorgio Bertin, en la gestión de emergencias de los refugiados somalíes de Dadaab.

Denuncia el problema que supone el hecho de que ninguna organización trabaje con las comunidades locales, que también lo han perdido todo.

“Si también se piensa que los recursos escasos de la tierra, principalmente el agua, son compartidos por las comunidades locales y los refugiados de Somalia, entendemos que hay tensiones, porque ahora no hay nada para nadie: las reservas de agua se han agotado».
«Teniendo en cuenta que la ayuda se distribuye sólo a los refugiados, hay manifestaciones diarias de los keniatas locales. Llegamos al punto de que los lugareños tratan de hacerse pasar por refugiados. Esto no es nada nuevo, ya que incluso en esta región son keniatas de origen somalí, tienen la misma lengua, cultura y tradiciones de los refugiados «, añadió Susana Tkalec.

Según la responsable de Caritas, «en Yibuti, la situación es aún más difícil porque es un país desierto por completo. A lo largo de su territorio tienen problemas de acceso de agua. Las comunidades rurales, incluidos los nómadas que han perdido todo, en particular el rebaño de animales, se acercan a las ciudades. En consecuencia, los recursos se vuelven escasos para todos».

Violencia

El fin de semana pasado, al menos 26 personas murieron en intensos combates en la región sudoccidental somala de Gedo, cerca de la frontera con Kenia, entre las fuerzas del Gobierno del presidente Ahmed y grupos armados de la insurrección dirigida por las milicias radicales islámicas de al Shabaab.

Los combates se concentraron en la zona de el Wak, donde centenares de familias buscaron refugio en el bosque y desde allí atravesaron la frontera con Kenia, dirigiéndose a la ciudad de Mandera.

Al mismo tiempo, más allá de la frontera, la policía keniata llevó a cabo una persecución de un hombre después de la agresión a una pareja de turistas británicos en un resort de lujo en Kiwayo, a unos cincuenta kilómetros al sur de la frontera con Somalia.

La agresión acabó con el asesinato del hombre y el secuestro de la mujer. La policía sospecha de bandidos somalíes que habrían cruzado la frontera.

Mientras tanto, en el desierto del Sinaí, unos seiscientos emigrantes originarios del Cuerno de África se encuentran secuestrados por grupos armados que se mueven libremente en esta zona de riesgo por la crisis entre Egipto e Israel, denunció el lunes Radio Vaticano.

Solidaridad

Los obispos de Kenia han lanzado un fondo de emergencia (Catholic Charity Emergency Fund) para las poblaciones afectadas por la sequía que ha causado estragos en varios países de África oriental.

También se han organizado recolectas de alimentos en parroquias, oficinas diocesanas y otras entidades de la Iglesia.

Según el episcopado de Kenia, las personas más vulnerables son los pastores del norte, noreste, noroeste y sur, y las familias más pobres que viven de la agricultura de subsistencia en las llanuras de las regiones costeras y del sureste.

 La sequía, causada por la escasez de lluvias en 2010 y en este año, ha causado, recuerdan los obispos, «la escasez de alimentos, un fuerte aumento de los precios de los alimentos, la falta de agua, la migración y los conflictos, la desnutrición, la deserción escolar de los niños y la pérdida de ganado”.

Cumbre de emergencia

En este contexto, líderes políticos de África oriental celebraron una reunión de emergencia en Nairobi para debatir las medidas a tomar contra la crisis alimentaria y la sequía que afecta a la región de la que se hace eco L’Osservatore Romano este miércoles.

Los participantes destacaron la necesidad no sólo de ayuda de emergencia, sino de infraestructuras y políticas estructurales. También lanzaron un llamamiento a organismos internacionales, Estados y empresas para que financien la construcción de infraestructuras, “indispensables para la creación de un mercado regional de productos alimentarios”.

A la reunión, asistieron los presidentes de Kenia, Mwai Kibai; Tanzania, Jakaya Kikwete; Somalia, Sharif Ahmed; y Sur Sudán, Salva Kiir Mayardit, así como el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, y los ministros de Exteriores de Burundi, Gibuti, Ruanda y Sudán.</p>

El presidente de Kenia, promotor de la reunión, señaló en la intervención inicial de los trabajos que “la situación se ha vuelto extremadamente difícil también por el flujo de refugiados de Somalia” y que “hay que tomar lo antes posible medidas a largo plazo para prevenir crisis de este tipo”.

Sobre todo a causa de la guerra civil que se prolonga, con diversas fases y modalidades, desde hace veinte años, la población somalí es la que está sufriendo las peores consecuencias de la hambruna, que afecta a más de 13 millones de personas en diversas regiones del Cuerno de África.

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ZENIT Staff

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