FÁTIMA, domingo 18 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).– La Comisión de Pastoral Social de la Iglesia en Portugal (CEPS) publicó el pasado miércoles un conjunto de indicaciones prácticas con el objetivo de “fomentar la unión de los esfuerzos y motivar a todas las comunidades” en este momento de “grave crisis social”.
“La actual situación económica y social reaviva la sensibilidad cristiana y mueve a las conciencias a ser expresión coherente del amor salvífico de Dios por la humanidad. La gravísima crisis lleva a las comunidades cristianas a purificar su misión de dar testimonio del Evangelio como salvación para la sociedad, abriéndose al servicio fraterno en sus diferentes niveles de realización”, afirma el texto, presentado en Fátima en el 27º Encuentro de Pastoral Social.
“El desequilibrio de la atención pastoral de las comunidades eclesiales, muy concentradas en el culto, necesita tener en cuenta tanto el anuncio evangelizador como el de la caridad organizada. La fe cristiana, no limitada al sector religioso ni vivida de un modo individualista, coloca la diaconía/caridad en el corazón de la identidad eclesial”, prosigue el texto.
La Nota recuerda que la acción social de la Iglesia tiene algunos objetivos esenciales. En primer lugar, “el servicio directo a las personas: pobres, enfermos, presos, discapacitados, discriminados, niños y ancianos, inmigrantes o gitanos”.
También la “intervención en la humanización de las estructuras socio-económicas, políticas y culturales siguiendo los principios de la dignidad trascendente de la persona humana: el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiariedad, la participación y la solidaridad”.
También la “participación en procesos de desarrollo según un modelo pautado por la lógica del don, con la dinamización de los ciudadanos y en colaboración con otras entidades”.
La Comisión de Pastoral Social recomienda unas directrices estratégicas para alcanzar esos objetivos.
Anima , por ejemplo, a “dar prioridad al imperativo fundamental: la educación, el funcionamiento y cualificación de un servicio parroquial de acción social formada por voluntarios y voluntarias, así como por los representantes de las instituciones ya existentes”.
Exhorta a “basar la acción social en la clara conciencia de los problemas, analizados a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia.
En este sentido, indica que “para un análisis objetivo y verdadero, es indispensable tratar estadísticamente los datos de atención social, reflexionar y estudiar la DSI, para suscitar las actuaciones adecuadas”.
El organismo aconseja también “intervenir, de modo sólido, ya sea junto a los centros de decisión política para exigir resoluciones y formular propuestas innovadoras, ya sea junto a la opinión pública, manteniendo una posición de alerta basada en la visión cristiana de la situación”.
Anima a “proporcionar siempre las ayudas posibles a las personas necesitadas, de modo personalizado y ofreciendo una respuesta global y estructurada”.
E insta a“participar activamente en los procesos de desarrollo local que realicen conjuntamente las autoridades, las instituciones de solidaridad social, las organizaciones de beneficencia, las instituciones educativas de distintos niveles y otras fuerzas vivas presentes en el terreno”.
La Comisión sostiene que en cada parroquia “se debe diseñar un perfil adaptado a las circunstancias para el servicio, que coordine y anime la acción social en el ámbito territorial correspondiente”.
En Internet, la Nota Pastoral completa: http://www.agencia.ecclesia.pt/cgi-bin/noticia.pl?id=87289