BANGKOK, lunes 19 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- El director nacional de las Obras Misionales Pontificas en Tailandia ha propuesto, como remedio para frenar el aumento de los suicidios entre los desplazados por las fuertes lluvias en Tailandia, demostrarles inmediatamente “una gran prueba de solidaridad para hacerles entender que no están abandonados a sí mismos”.
El padre Peter Watchasin explicó a la agencia Fides que los aproximadamente 30.000 desplazados internos por la semana de fuertes lluvias que causaron inundaciones en 21 provincias en el centro-sur de Tailandia necesitan alimentos, medicinas, ropa, tiendas de campaña y también equipos médicos y psicólogos especializados para abordar el impacto del trauma.
Las lluvias han dejado 87 muertos; unas 600 personas desplazadas (el 2% de los desplazados) se han suicidado, y 13.000 (casi la mitad) están sufriendo problemas psiquiátricos, depresión y síndromes post-traumáticos, lo que ha contribuido a aumentar la tasa de suicidios, según el Ministerio de Salud.
Algunos refugiados se han dejado morir de hambre y sed, mientras que otros se dejan llevar por el agua que ha inundado pueblos enteros en la zona norte de la capital, Bangkok.
Es “una tragedia dentro de la tragedia”, afirmó el sacerdote. Las inundaciones han privado a miles de personas de sus familias, casas, bienes y trabajos. "Según las previsiones, las inundaciones continuarán. El agua casi llegó a Bangkok y la gente de la ciudad está muy preocupada", alertó.
"La ayuda ha comenzado -explicó-, el Gobierno ha lanzado un llamamiento a toda la población. Veo que hay un gran esfuerzo colectivo de solidaridad: la gente corre para ayudarse”.
La Iglesia ha lanzado una colecta especial de ayuda humanitaria. “Esperamos que este trágico evento pueda ayudar a restaurar la unidad del país, dividido por los conflictos sociales y grupos políticos –auspició el padre Watchasin-: todos nos vemos afectados por la misma catástrofe".