FRIBURGO, domingo 25 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI se despidió hoy por la tarde de su patria y de sus compatriotas con un discurso, ante las autoridades federales y locales, en el que subrayó su “confianza” en el futuro de la Iglesia en Alemania, después de lo que ha podido ver y oír en este viaje apostólico.
El Papa llegó al aeropuerto de Lahr tras participar en un encuentro con las “fuerzas vivas” de la Iglesia católica en Alemania, en el Koncerthaus de Friburgo. Allí recibió el último saludo del presidente federal, Christian Wulff, y de las autoridades civiles y religiosas alemanas.
En su despedida, el Papa dio las gracias a los presentes “por estos días espléndidos, por tantos encuentros personales y por las incontables muestras de atención y afecto con que me han colmado”.
Aseguró que los días transcurridos en su país han sido “conmovedores y ricos de acontecimientos”, y destacó los encuentros con los líderes de otras confesiones cristianas y de otras religiones, muy significativos por producirse “en el país de la Reforma”.
Pero recordó que su visita “estaba dirigida en manera especial a los católicos”, y destacó que poder celebrar y rezar “particularmente en las zonas del País donde por decenios se ha intentado eliminar la religión de la vida de las gentes”, le permite “tener confianza en el futuro del cristianismo en Alemania”.
“Como en las visitas precedentes, aquí se ha podido experimentar que muchos dan testimonio de su fe y hacen visible su fuerza transformadora en el mundo de hoy”, subrayó.
También destacó la importancia de la vigilia celebrada ayer por la noche en Friburgo con los jóvenes, en la estela dejada por la “impresionante Jornada Mundial de la Juventud en Madrid”.
El Papa exhortó a los católicos alemanes “a seguir con fuerza y confianza el camino de la fe, que hace volver a las personas a las raíces, al núcleo esencial de la Buena Noticia de Cristo”.
“Surgirán pequeñas comunidades de creyentes, y ya existen, que con el propio entusiasmo difundan rayos de luz en la sociedad pluralista, suscitando en otros la inquietud de buscar la luz que da la vida en abundancia”, añadió.
Se despidió de sus compatriotas recordando el lema de su viaje que concluye con este acto: “donde Dios está presente, allí hay esperanza y allí se abren nuevas prospectivas y con frecuencia insospechadas, que van más allá del hoy y de las cosas efímeras”.
“En este sentido acompaño, con el pensamiento y la oración, el camino de la Iglesia en Alemania”, concluyó.
Terminada la ceremonia, el Pontífice se dirigió con su séquito al avión papal, que le lleva de vuelta a Roma.